Capítulo 9 - Pequeños Gestos

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Bakugou estaba actuando extraño.

Después de que nos amigáramos luego de nuestra pelea, donde ambos creímos que era el fin de cualquier relación entre nosotros, los días habían pasado y todo parecía haber vuelto a la normalidad.

Bueno, más o menos todo.

Ahora nuestro entrenamiento se había intensificado y nos concentrábamos más en las habilidades individuales de cada uno. Nuestra unidad se había vuelto más unida después de todos los entrenamientos, aunque ahora solo fuéramos 20 soldados. Y, en ciertas ocasiones Bakugou Katsuki actuaba muy extraño.

Esos comportamientos eran tan esporádicos que nunca sabía cuándo iba a pasar, o qué iba a pasar.

Una vez, acabábamos de salir de las duchas y estábamos en el vestuario después de un largo día de entrenamiento. De alguna forma solo habíamos quedado Bakugou y yo, los demás ya se habían ido.

En realidad yo había terminado también, pero me encontraba esperando a Bakugou que fue el último en dejar de ejercitar.

Verlo con el pelo mojado, con las gotitas de agua viajando desde la punta de su cabello hasta desaparecer contra su pálida piel, me hizo acordar al primer día que lo conocí. La vez que recién salido de bañar había ido al comedor y me había ignorado por completo.

"Como cambian las cosas" pensé mientras mis ojos seguían fijos en el rubio. Saber que ahora éramos bastante unidos y como nuestras personalidades eran tan compatibles me hacía sonreír.

Mientras el rubio terminaba de ponerse su pantalón yo me quedaba viendo su espalda. La que alguna vez me pareció tan lejana ahora estaba tan cerca que podía hasta oler el suave aroma del jabón que usó.

Notaba como los músculos de su espalda estaban perfilados y como ayudaban a marcar su ya acentuada cintura. Entre tanto recorría su cuerpo con mi mirada no podía evitar admirar que Bakugou no estaba cambiando solo en lo interior, sino que también en lo físico. Sé muy bien que el rubio cenizo siempre ha estado en buena condición física, pero ahora se encontraba mucho más equilibrado y trabajado.

Sin prestar atención, me quedé admirando su esculpido cuerpo demasiado tiempo y casi me da un vuelco el corazón cuando me di cuenta que Bakugou lo había notado.

-No es lo que crees – me apuré a decir nervioso sintiendo como se calentaban mis mejillas. – Solo estaba fijándome que te has puesto más bueno. Digo. No. O sea, que se nota que has estado trabajando más en tu físico. Sí, eso. Que has estado entrenando más.

No sabía en qué hueco meterme para morir cuando Bakugou, aún sin ponerse su remera, se fue acercando a mí.

"Me va a hacer explotar" pensé con pánico.

Pero en realidad, hizo algo que nunca hubiese adivinado y que fue realmente extraño y atractivo, tengo que admitir.

Bakugou se inclinó levemente sobre mí, acercando su boca a mí oreja para susurrarme: - Me voy a ruborizar si me sigues mirando tan fijamente pelos de mierda, la próxima vez muéstrame algo a mí también.

Luego me dirigió una pequeña sonrisa divertida y una mirada algo avergonzada, se terminó de poner su ropa y se fue a terminar de guardar sus cosas. Mientras que yo me quedaba sentando combinando el color de mi cabello con el de mi cara.

Ahora que lo pienso, ese tal vez no haya sido el mejor ejemplo porque yo también actué bastante raro.

Si pienso en otro momento bastante singular que hubo en nuestra relación, se me ocurre cuando nuestros amigos nos sugirieron que nos mudáramos a unas camas más cercanas al resto. Después de todo, con toda la gente que desertó había muchos lugares libres y la mayoría de nuestros compañeros se habían agrupado en las camas más alejadas de la puerta.

Luchemos JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora