CAPITULO 8. HERMANOS JONGCHEVEEVAT

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Escucha como el agua cae lentamente parece ser que ese día la lluvia quiso hacer su aparición, puede ver desde la ventana de su habitación algunos hombres con impermeables puestos cargar grandes cantidades de heno, mover la tierra al igual que los animales para llevarlos dentro de los graneros.

Puede ver a su esposo estar con aquel impermeable azul oscuro y esas botas ya llenas de lodo, ordenando a cada uno de los empleados que se muevan antes de que la lluvia siga azotando, mientras él se encarga de ayudar a llevar todo a dentro

Y él que se había levantado con la esperanza de pasear por el rancho pero la lluvia le estropeo todo sus planes.

Deja de nuevo que la cortina cubra el ventanal de su habitación dirigiéndose al baño para darse una ducha y arreglarse, pero antes pasa por aquel espejo de cuerpo completo que tiene en su habitación para fijarse que encima de aquel pantalón ancho blanco se puede apreciar ya su estómago abultado de tan solo tres meses.

Lleva una mano a su vientre sonriendo ante la idea de ser padre, su papá no le ha hablado y no espera alguna llamada de atención, pero parece ser que lo que le haya dicho a Mew cuando este estuvo la semana pasada en Bankog, ha vuelto a cambiarlo, se muestra distante, no le habla y solo lo ignora como si no estuviera con él.

Le parte aquello el corazón, porque Sammy recibe más atenciones de Mew que él que se supone que es su esposo, parece ser que la amante de Mew lo tiene tan entretenido que se ha olvidado del tonto de Kanawut.

Una pequeña lagrima se escurre por su mejilla apartándola con una de sus manos, no... no y no, no iba a llorar por ese tonto, iba a ser fuerte él mismo, lo había prometido por su hijo.

No importa si Mew llega a ignorarlo, él saldría a adelante.
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– ¿Has mandado a todos a descansar temprano? – le pregunta Eye al servirle una taza de café caliente a Mew.

– Si, no podemos hacer mucho con esta lluvia, parece ser que el clima no está muy a favor –  lo dice al darle un sorbo al café casero.

– Es una lastima, Gulf deseaba pasear un poco, ya sabes Max receto que caminara un poco –  se lo dice al ver como el rostro de Mew cambia radicalmente a estar tenso con tan solo escuchar el nombre de Gulf.

– Hijo, ¿en verdad no hay algo que quieras contarme? – lo pregunta Eye al dejar lo que hace en la cocina para sentarse enfrente de Mew.

– La verdad nada si –  se lo dice al ver a aquella anciana, la misma que solía escucharlo cuando hacía una travesura o tenia algún problema.

– Dime que pasa –  dice al tomar una de las galletas de la mesa.

– Me fui a Bangkok con el pretexto de ir a asuntos de negocios, pero como sabes tu que de eso se encarga Zee –  lo comienza a explicar sabiendo bien que su nana sabe aquello a la perfección. – Me fui porque no quería estar con Gulf – lo confiesa de una vez por todas.

– ¿puedo saber por qué?– lo pregunta Eye, aunque eso ya se lo suponía.

– No soporto estar en la misma habitación que él, poder hablarle o verlo – lo confiesa sin que ninguno de los dos se de cuenta que el objeto de su conversación se encuentra escondido detrás de esa pared, escuchando las palabras de Mew, como si cada una fuera un golpe certero a su corazón.

¿Así que Mew no soporta su presencia?, entonces le ahorraría verlo, evitaría cueste lo que cueste que Mew Suppasitt este a su lado.

Un pequeño sollozo quiere escapar de sus labios pero sus manos cubren su boca, evitando que algún ruido pueda delatarlo, pero parece ser que sus ojos no desean ser callados al estar derramando lágrimas, lo mejor es regresar a su habitación y así sale de aquel lugar corriendo para alcanzar por lo menos el refugio de su recamara.

"VENDIDO" . Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora