ojos

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Me llamo _____, tengo diecisiete años, una hermana que es casi como mi gemela pero es dos años mayor que yo, se llama Holly, a pesar de que en apariencia nos parezcamos en personalidad somos como agua y aceite, están mis papás y nuestro perrito Key, esta chiquito, y vivo en Sidney, Australia.

Hace seis años nos mudamos a Corea del Sur, por un trabajo de mis padres, Holly se quedó con una de nuestras tías en la casa ya que no se quería ir, así que con la pena y tristeza del mundo, me tuve que despedir de mis amigos, pero al final ya volvimos, a nuestro dulce hogar en nuestro dulce y caluroso clima, con nuestra verdadera familia y amigos, aunque allá hice varios amigos porque tuve que estudiar en un colegio de allá pero nada es mejor que la gente con la que te criaste.

Cuando llegamos a casa, Holly nos recibió con mucha alegría, ya vivía sola en la casa ya que era mayor pero aún así le quedaba el último año de secundaria. Mis padres tienen muchos amigos aquí, pero hay una familia que es demasiado unida a nosotros, y esa es la familia Lee que vive a dos cuadras de nuestra casa, no habían pasado más de cinco horas que llegamos y ya estábamos caminado a verla, mi hermana se quedo por hacer un trabajo escolar, luego se nos adelantaría.

Al llegar, mamá toco la puerta con emoción, ¿y quien no? Sí prácticamente son mejores amigos desde que tengo memoria, haciendo memoria ahora... También me olvidé de eso.

— ¡Lisa! —la señora Lee abrazó a mi mamá luego de abrir la puerta, y así mismo a mi papá, literalmente me ignoró— pasen, pasen.

Abrió un poco más la puerta y pase detrás de mis padres, la señora nos guió hasta la sala y allí nos sentamos en los sillones, nada había cambiado mucho, sólo el color de la casa.

Miraba todo el interior de la casa mientras mis padres conversaban animados con la señora Lee. La casa ahora color vino con paredes blancas me traía lindos, recuerdos, incluso me acorde de la dos pequeñas que hace seis años no veía, volví a ver a los mayores y justamente mi mamá preguntó por ella.

— ¿Y los niñas? ¿cómo han estado? —preguntó sonriendo.

— Excelente, son unos chicas maravillosas en realidad, son mis angelitos, Olivia ahora está en el colegio y Rachel en la casa de una de sus amigas, Felix debe estar cambiándose o no lo se, hace rato llegó de una práctica con sus amigos —respondió de igual manera— ¿y las chicas?

Uh, señora, así no la recordaba, cayo algo bajo, me pierde, pensé suspirando.

— Bueno aquí hay una —mi padre me señaló y la mayor me miró algo apenada.

— Linda no t-

— Oh sí, hola señora Lee, perdoné si le mate las ilusiones, no todas con el tiempo son un reloj de arena, tienen cabello rubio y largo, ni miden más de un metro sesenta y tres, perdón —dije interrumpiendo las hirientes palabras que podía decir. Y mis padres, ellos siempre me dejaron ser, me aman más que a la mayor sin mentiras. Sonreí— pero sí me da gusto volverla a ver.

— Lo mismo digo, linda —sonrió con algo de pena.

Volví a sonreír, apoyé mi codo en el brazo del sofá y en mi mano mi mentón, como ya memorice toda la casa no tenía pensado mirar a la nada, así que cerré los ojos.

— Holly se quedó en casa por hacer una tarea, pero dijo que luego vendría —habló mi mamá.

— ¿Felix? —escuche decir a mi papá, cerré fuerte los ojos y luego los relaje aún cerrados. Tengo que resistir la tentación.

— Oh... Hola señor Mark —la voz del chico se escuchaba más cerca— hola señora Lisa.

Rayos esta a mi lado, pensé pero no iba abrir los ojos.

(♡: imagina con Lee Felix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora