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Giro sobre mis talones para mirar los azules ojos del hombre que me ha condenado a este destino, los gritos de los furiosos aldeanos blandiendo sus antorchas y sus armas hacen eco entre las paredes de una casa en llamas, mi casa, nuestro hogar y ahora no quedara nada, pero si debo morir lo haré protegiendo el tesoro de mi vida. Me acerco a Christopher de dos zancadas y con las manos busco su mentón, ese mentón que volvía locas a todas y a mi incluida, era todo mío, era, sabía que esto pasaría cuando descubrí quien es, pero era tan feliz que no me importaba el resultado y ahora, estamos los dos aquí de pie rodeados por el fuego de nuestros pecados, poniéndome de puntillas para besar sus húmedos labios saboreo la sal de sus lagrimas susurrando con la voz temblorosa.

-Marchaos... debéis proteger lo poco que queda de mi, si no lo hacéis vos, ¿Quién lo hará mi amor? -Por ultima vez memorizo sus hermosas facciones, se me escapa la sonrisa al recordar todo el pasado y antes de que pueda contestar, lo empujo fuera de la casa alcanzando con mi propio vestido la llave que está en el cerrojo para cerrar la puerta, me mira antes de subir al carruaje intentando memorizar mi rostro corriendo para irse antes de que lo encuentren.

La puerta principal se rompe con el golpe seco de un hacha empuñado por uno de los campesinos del pueblo, personas que conozco de toda la vida entran mirándome con furia en los ojos, como si nada de lo que saben de mi importase en lo mas mínimo, no puedo creer que aun con todo hayamos llegado a esta situación mientras veo marchar mi vida entera en un carruaje sin cabina cerrada a través de la pequeña ventana sin cristal de la puerta por la que ha escapado Christopher, oigo la voz reconocible del hijo del panadero gritar "¡muerte a la bruja!".


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Diez años antes


El sol entra por la ventana del cuarto que comparto con mi hermana mediana cuando el ruido de pequeños objetos chocando sin parar me despiertan, Margaret se mueve de un lado a otro sin dejar de revolver las cosas del cuarto, con un gruñido me levanto sin ganas de la cama poniéndome frente a ella con los brazos en jarras con el pelo despeinado y la ceja levantada, mi mirada la pone tensa y se que ha sido así porque por fin deja las manos quietas observándome sin ser capaz de disimular su nerviosismo.

-¿Me lo podéis explicar? estas son horas de... ¿Lo que sea qué andéis haciendo? -Espero paciente una respuesta que no me cabree aun más de lo que ya estoy, el gallo empieza a cantar dándole vida a la casa, se oye el movimiento de madre en la cocina como un aviso del comienzo del día, mi hermana se levanta de un brinco abrazándome con fuerza empujándome a retroceder.

-¡Hace dieciséis años en este mismo día a esta misma hora os conocí mi querida hermana! -Había olvidado que hoy es mi cumpleaños, algo que no debería ser así ya que todos los años es el mismo día del año, pero la preparación de la boda de Margaret me ha mantenido muy distraída últimamente.

EleanorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora