🌌; Regulus black, un egocéntrico hijito de mamá, frío como un hielo o calido cómo una taza de chocolate y bombones, siempre será un misterio para todos... Pero que se hace cuando el más joven de los black termina perdidamente enamorado de cierto po...
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Un pequeño Regulus de tan solo 12 años caminaba por los largos y oscuros pasillos de su gran mansión, cuando escucho unos pequeños sollozos.
Aquel ruido provenía de la habitación mas alejada del pasillo, pasando, tal ves incluso, la vieja biblioteca donde el joven solía pasar las tardes, leyendo sobre aventuras y amor, cosas que en su corta vida sabia que nunca obtendría.
Tras caminar un par de pasos en completo silencio y sigilo, abrió la puerta de la manera mas silenciosa posible, No quería que notarán su presencia.
Al asomarse por el pequeño hueco entre la pared y la puerta su vista se encontró a James potter, el pequeño traidor de sangre de en este momento 13 años, una carta en su mano, lágrimas en sus ojos y una vestimenta nada formal.
Una parte de regulus deseaba abrazarlo pero lo otra deseaba dejarlo.
-regulus? -el chico se limpiaba las lagrimas con la manga de su mano mientras aspiraba los mocos que se encontraban fuera de su nariz, la escena era algo repugnante a los ojos del otro chico -que haces aquí?
-Es mi casa. -respondió seca y fríamente el joven black, justo como se comportaría alguien de su estándar de sangre y apellido según sus "amorosos" padres.- tu que haces aquí? -termino de abrir la puerta parandose firme y de una manera un cierto elegante.
-Estaba buscando a sirius, pero me perdí -hablo mientras evitaba la mirada apenado- Tu casa es enorme. -intento bromear para calmar la tensión.
-Si, lo es, y es bien sabido que no eres bienvenido a la misma, así que por favor retirate -uso un tono de voz mucho mas frío que el anterior.
-Oh... -soltó un suspiró triste- podrías al menos decirme donde se encuentra el cuarto de tu hermano?
El black señalo una pequeña puerta llena de banderas y decoraciones de la casa de los leones, la cual resaltaba de manera significativa al ver que su alrededor estaba lleno de decoraciones de la casa de las serpientes y los iconicos colores, esmeralda, plata y negro.
-Debí suponerlo -El pequeño de lentes se levanto de aquel suelo frio en el que estaba y arrugo aun mas aquel sobre entre sus manos, sobre que no había perdido de vista el pequeño de ojos grises.- Gracias de todas formas.
Regulus se quedo estático en su lugar viendo como el mejor amigo de su hermano se retiraba de aquel cuarto, queria decir algo, pero nunca fue un chico de muchas palabras, siempre obedeció a su madre y padre y todas sus órdenes, y nunca había roto una regla de ellos.
Pues, ese récord termino hoy.
-Espera...-su voz intento sonar lo menos fría posible, pero no resultó muy bien, sobresaltando al azabache- ¿Que es ese sobre?
