"Escena Fuera del Diario" "Parte 4"

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“Narra Madιssoɴ”
No sabía dónde esconderme, las lágrimas no dejaban de caer de mis ojos, lo único que escuchaba eran las dolorosas risas de todos, me miraban y me apuntaban con el dedo, Brian me miraba y no dejaba de reírse, quería correr de allí pero él me tenia sostenía de la muñeca que me estallaba de dolor.
- YA SUELTALA!! (Grito alguien).
Mis ojos se abrieron como dos platos, era aquel chico que me había estado mirando, todos se quedaron completamente callados, Brian lo fulmino con la mirada y dijo: -¿Quién eres tú, para decir que la suelte?.
- SUELTALA… (Volvió a decir, pero esta vez acercándose hacia donde me encontraba).
- ¿O si no que? (Dijo Brian desafiándolo, acercándosele).
Pero aquel chico no tardo en reaccionar, golpeo bruscamente la mejilla izquierda de Brian, quede completamente asombrada, ¿aquel muchacho que ni si-quiera me conocía me estaba defendiendo?, ¿Por qué?, Por qué me quería ayudar, o solo me tenia lastima?, miles de preguntas invadían mi mente.
Brian se levanto del suelo y toda la gente dio un paso hacia atrás, el se saco la sangre que tenía en su rostro y lo quiso golpear, pero aquel muchacho se agacho y Brian tropezó con un tacho de basura.
Todos se rieron de él.
Brian se marcho rápidamente diciendo: - Me las pagaras.
Aquel muchacho me miro fijamente, me ayudo a levantarme y recogió mis libros cuidadosamente entregándomelos.
- ¿Te encuentras bien? (Me pregunto mostrándome una cálida sonrisa). 
- Si… gracias no debiste hacer eso, pudo a verte lastimado. (Susurre demasiada tímida).
- Se lo tenía bien merecido, no tienes que agradecerme nada, por cierto ¿Cómo está tu muñeca? (dijo observándola con un gesto de preocupación).
- Bien, bien… - mentí. 
- No creo, se ve muy mal ven te llevare con la enfermera. (Dijo recogiendo su mochila del suelo).
- No, no es necesario, gracias.
- Ven vamos… (sonrió). 
Yo asentí con la cabeza y nos dirigimos a la enfermería, la enfermera me examino la muñeca, le coloco hielo y luego le puso una venda, envolviéndola. 
Aquel muchacho de ojos mieles y cabello castaño entro en la sala, me miraba fijamente, me mostro una sincera sonrisa y se sentó al lado mío.
- ¿Cómo te sientes? (Pregunto mirando mi muñeca).
- Mucho mejor, gracias. (Sonreí).
- De nada, fue un placer ayudarte, por cierto ¿Cómo te llamas?. 
- Madi- (tape mi boca rápidamente).
- ¿Qué ocurre? (dijo preocupado).
- Nada, nada es que es un nombre horrible.
- Dime cual es.
- Te reirás. (admiti).
- No, no me reiré, no me burlaría jamás de ti. (sonrió)
- Madisson.. (dije agachando la cabeza).
- ¿Madisson? (abrió los ojos como dos platos).
- Si.. ¿Qué sucede con ese nombre? 
- Es que… ese era el nombre de mi madre, “Madisson”, hermoso nombre. 
- Gracias, lo siento por lo de tu madre… (dije sincera).
- No, está bien, perdona mi nombre es Austin vengo de intercambio de Ontario.
- Guau, eso suena increíble, mucho gusto Austin (Sonreí).
- El gusto es mío. (sonrió)
Y estrechamos nuestras manos amistosamente.

"El Diario de Madisson"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora