La primavera suele mentir

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Free no me pertenece, todos los derechos a sus creadores.

La viste pasar cerca tuyo, larga cabellera azabache moviéndose con el viento. Ni siquiera se volteó a mirarte.

La habías visto al caminar por la calle, un día de primavera y no pudiste evitar seguir sus pasos. Al principio te quedaste estática, pensando en tu siguiente movimiento. Te planteaste el cruzar la calle solo para evitarla, pero tenías la pequeña esperanza en el fondo de tu corazón de que ella se dignara a hablarte.

Cada primavera te imaginabas caminando de la mano con ella. Podrían quedarse viendo las olas de la playa y podrían decir estupideces sobre los colores del atardecer. Podrías besarla y ella podría corresponder el gesto. Podrían ser muy felices juntas.

Ella fue tuya, o al menos así lo quieres creer, tal vez nunca lo haya sido y no te has dado ni cuenta. Cuando la conociste en tu niñez no podías parar de decir su nombre porque adorabas como sonaba en tus labios. Querías demostrarle que eras la mejor porque pensabas que ella era la mejor. Te reías de su permanentemente estoica expresión y de vez en cuando soltabas un comentario sobre cuán romántica era su situación, a lo que ella se sonrojaba ligeramente.

Luego te fuiste lejos, para regresar y destrozar todo en pedazos que ella, paciente, volvió a juntar. Fuiste ilusa, pensaste que era un hecho que ella era tuya. No te diste cuenta de que otra persona le estaba obsequiando un corazón a la persona que se lo robaste.

Lloraste y tu amigo te abrazó y te dijo que las cosas irían mejor. Viste en sus ojos que él también sufría y pensate que merecía una oportunidad, pero cada vez que Makoto le sonreía a Haru algo dentro de ti moría.

Cortaste con Sousuke y él no pidió una explicación porque, aunque le doliera, el sabía la razón. ¿Por qué tenías que herir a todas las personas que te querían? Pensabas al verlo imitar que no le importaba.

El tiempo pasó, ya estabas en la universidad y creías haberlo superado. Haber superado todas esas primaveras que te prometieron un amor casi irreal, aquellas primaveras que mentían descaradamente, pero ese día de primavera la volviste a ver y la tenías tan cerca que casi parecía ser tuya. Todos tus sentimientos volvieron de súbito, como si las mariposas de tu estómago quisieran alzar el vuelo y escapar.

Arreglaste tu corto cabello rojo. Lo llevabas largo cuando eras más joven, tal vez por eso ella no te saludó, no te había reconocido, aunque sabías que era una ridícula excusa.

-¡Haru!- Gritaste y corriste hacia ella.

-¿Rin?- Se volteó, sorprendida de verte. Te viste reflejada en sus ojos azules, tus mejillas estaban rojas, esperabas que ella no reparara en ello.

-¡No te había visto desde hace mucho!- Pensaste en abrazarla pero la distancia entre las dos no era algo que un abrazo pudiera combatir. -¿Cómo has estado?-

-Bien ¿Y tú?- Su voz sonó tan monótona como siempre. Reíste por lo bajo. Amabas su voz.

-Todo bien.- Un silencio incómodo se formó entre las dos. De vez en cuando, ella abría su boca intentando empezar una oración, pero se retractaba. De vez en cuando tú hacías lo mismo. Te decidiste a hablar.

-Y... ¿Cómo van las cosas con Makoto? Eran la pareja del año.- Le diste un codazo en plan amistoso, aunque sabías que sus próximas palabras te iban a doler.

-Bien.- Contestó. -Ya no estamos saliendo, pero lo prefiero así. Yo era su mundo, pero él no era el mío. No quería hacerlo sufrir.- Seguías sin entender cómo Haruka solía soltar semejantes frases con tanta facilidad. Te quedaste un momento asimilando lo que ella te había dicho. Sinceramente, sentías lástima por Makoto. Él siempre había estado ahí para Haru, se la merecía más que tú. -¿Cómo van las cosas con Sousuke?-.

-Rompí con él.- Fuiste categórica. Tu acompañente no hizo comentarios al respecto. Terminaron caminando por la acera juntas sin tener un destino definido. Hablaban sobre trivialidades, sobre natación, tu estadía en Australia, su estadía en Australia, sobre caballa (Haru había sacado el tema a colación) y sus metas a futuro. Una inmensa felicidad te envolvió al ver a Haruka hablar tan segura acerca de su futuro cuando la habías visto al borde del colapso por el mismo tema. Aún recordabas el brillo en sus ojos al haber encontrado la respuesta a sus problemas, al haberla tú ayudado a encontrar la respuesta a sus problemas. También recordabas el sonido de su respiración y su cara durmiente al haber tenido que compartir cama. A veces, deseabas ver su cara al despertar, porque la sensación de despertar junto a la persona que amas era algo invaluable.

Pasaron cerca de unas rosas que crecían en el camino. Eran rojas y aterciopeladas, probablemente el municipio las había plantado para ornamentar el camino. Tomaste una y se la ofreciste a tu amada. Las rosas rojas significan admiración en el lenguaje de las flores, así que consideraste aquella flor un regalo perfecto.

-Te verías bonita con esa flor en el pelo.- Dijiste con una coquetería que a tu parecer era ridícula.

-Tiene espinas, y aunque le corte el tallo sería incómoda de llevar en el cabello.- Respondió ella sin inmutarse.

-Soy una tonta.- Soltaste una risita. -Como siempre, tienes razón Haru.- Se quedaron viendo por unos instantes. Querías decirles que sus ojos eran hermosos, que te recordaban al mar, que cada vez que veía las olas chocar contra la arena, te acordabas de ella.

-Romántico ¿Verdad?- Dijo ella. Era lo que tú solías decirle cuando eran jóvenes, pero nunca te lo había dicho ella a ti.

-¿D-de qué hablas?- Tal vez había una oportunidad, pensaste. Una pequeña e ínfima chance de que ella pudiera ser tuya otra vez.

Ella tomó tu mano, no sabrías decir si con determinación o timidez.

La volviste a mirar, tus ojos carmín repararon en la pequeña sonrisa que ella te dedicaba. Sus labios, finos y rosados, parecían estar esperándote.

-Rin, si quieres besarme, hazlo ahora.- Dijo ella, sin un dejo de vergüenza. Juntaste sus labios con los tuyos e inhalaste su esencia, cloro y el discreto perfume floral que siempre usaba.

Y en ese momento te diste cuenta.

Ella era tuya y siempre lo había sido.

Salió cortito pero es la primera vez que he escrito un fic narrado en segunda persona y no esperaba que me quedara largo. ¡Gracias por leer, espero que te haya gustado!

Fue tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora