Need You Now

3. I Just Need You Now...

La línea estaba ocupada.

Sin duda era una lastima.

Pensó en sus opciones mientras la música del salón llegaba hasta sus oídos.

¿Debía regresar antes de que Bert notará su ausencia y la buscará?

¿Debía darse por vencida y aceptar aquella línea ocupada, como una señal de que no debía volver a intentarlo?

—Necesito un poco de valor.

Notando las bebidas que Bert tenía sobre una repisa tras su escritorio, se sirvió un poco de una botella que contenía un líquido ambarino.

—Ya no puedo con esto —a pesar del ardor en su paladar y de que detesto el sabor, tomo el contenido de un solo trago y se sirvió un poco más—. No puedo darme por vencida —volvió a tomar el teléfono y en cuanto la operadora le contesto, repitió la información corregida que le habían dado antes.

Suspiro al cerrar los ojos y sonrió cuando escucho el primer tono. Su llamada al fin había sido conectada.

¿Le contestaría?

Esperaba que sí, esperaba que solo hubiera un Terrence Grandchester registrado en el servicio telefónico, esperaba que ese Terry fuera él.

—¿Diga? —la respiración se le cortó al escucharlo y sintió el impulso de colgar, pero no pudo hacerlo—. ¿Hay alguien ahí?

—Supongo que preferí sufrir un poco, antes que no volver a sentir lo que acabo de sentir al escucharte...

—Candy...

Era él, era ella.

Nuevamente hubo silencio mientras que ninguno supo cómo continuar.

—Feliz año nuevo... —musitó la rubia, luego de tomar el último trago de lo que se había servido.

—Feliz año nuevo... —también tomó un trago directamente de su botella—. Discúlpame, estoy un poco ebrio —la escucho reír.

—No me sorprende.

—Sí. Bueno... es solo que, justo ahora pensaba en ti y en cuanto te necesito.

—Terry; yo... yo también —ambos suspiraron a través, de la línea.

—No pude evitar recordarte —el actor sonrió al escucharla—. Sé que no debería haberte llamado pero, no sé, supongo que justo ahora necesitaba un poco de ti.

—¿Un poco de mí? —al escucharlo sonreír, la enfermera sintió un curioso hormigueo dentro de la barriga, no siquiera le corrigió cuando lo escucho afirmar que él le había llamado.

—Sí...

—Ojala estuviéramos más cerca, lo que más quisiera es poder darte un abrazo. Me imaginó que llamas desde Chicago.

—No —sonrió, mientras una nueva idea se instalaba en su mente—. Estoy en... —le asustó el sonido de alguien llamando a la puerta y el pensamiento de que seguramente Albert le había descubierto—. Terry; debo colgar. Adiós...

•••

—Espera... —apretó los labios al darse cuenta de que ya había colgado—. Te amo. Te necesito...

Tal vez nunca podría volver a decirle esas simples palabras y era claro que había perdido la oportunidad.

¿Y si nunca volvía a tener la oportunidad de hablar con ella?

Se sintió desesperanzado y trato de no pensar en ello.

—Quizá sea mejor que me vaya a la cama.

A pesar de aquella sugerencia que él mismo se hizo, no se movió del sofá en que estaba. Simplemente permaneció ahí, pensando en aquella pecosa, convencido de que a pesar de lo que hiciera, no podría dormir pero, con el consuelo de al menos haberle escuchado.

Tal vez debía terminarse aquella botella, con la esperanza de que el alcohol volviera a hacerle efecto y adormeciera sus sentidos.

Tal vez.

Sin embarco, no hizo nada.

•••

—¿Qué haces aquí? —la pregunta retumbó en sus oídos, pero no fue capaz de responder, no porque estuviera buscando una respuesta convincente, sino porque había algo más ocupando sus pensamientos.

—Nada... —de pronto sonrió y sin importarle nada, salió a paso veloz de vuelta a su alcoba.

Lo último que quería era perder más tiempo en dar explicaciones, ni siquiera porque fuera Albert quien las pidiera.

Con prisa tomó su abrigo, se lo puso y volviendo a bajar por la escalera de servicio, salió de aquella residencia.

Era una locura, una locura aún más grande que la llamada anterior, pero era ahora o nunca.

A pesar de llevar tacones y de que los pies comenzaban a dolerle, corrió tan rápido como pudo, tendría que recorrer una gran distancia y nevaba ligeramente, pero ni siquiera eso le detuvo, hasta que llegó a las puertas de un edificio que años atrás había visitado solo una vez.

Sonrió con su travesura y por primera vez, desde que salió de la oficina de Albert, se aseguro de que nadie le hubiese seguido.

Entro a pesar de su nerviosismo y subió las escaleras a pesar de que la luz era escasa. Una vez más sonrió al detenerse en la puerta de la única persona que esperaba que aún viviera ahí.

Necesitaba un minuto para recobrar el aliento y también para dejar de sentir como si la sangre se le hubiera congelado, pero comenzó a dudar.

¿Y si ya había cambiado de dirección?

¿Y si no estaba solo?

Trato de alejar aquellas ideas de su mente y finalmente dio un par de suaves golpeteos en la puerta, para luego usar el aliento para intentar dar calor a sus manos.

Esperó un tiempo que le pareció eterno, mientras volvía a creer que alguien más viviría ahí o que quizá él ya estaba dormido.

Volvió a dar otros pequeños golpes y no paro, si no hasta que finalmente abrieron la puerta.

El impacto de la persona que abrió le hizo reír y la ligera sonrisa que vio en su rostro, le confirmo que a pesar de ser una locura, aquel recorrido bajo la nieve había valido la pena.

—Te amo... —musitó—. Terry; te amo y te necesito...

—También te amo —le respondió, invitándole a pasar.

Era ella, aún no podía creerlo, aún así, hizo lo único que había deseado hacer desde la última vez en que la había visto. Le abrazo y beso, con la única intención de no soltarla nunca.

Sin duda, había valido la pena esperar despierto, aunque nunca imagino que ella iría en su busca o incluso, que estaban en la misma ciudad.

—Te amo y está vez no permitiré que te vuelvas a alejar de mi lado.

••• • •••
Hola!! Feliz Año Nuevo!!
Este es el último de esta mini historia y de paso, mi ultima publicación del año.
Espero que lo pasen muy bien y que este año que entra, sea mucho mejor para todos.
Besos
Monse