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Seokjin suspiró pesadamente luego de verse en el espejo.
Él tenía ojeras muy marcadas aunque las cubrió con algo de base, su cabello estaba desordenado a pesar de haber aplicado gel, sus labios aún se veían resecos incluso si tenía bálsamo sobre ellos. Aún así acomodó su gorra sobre sus cabellos, tratando de ocultar los mechones rebeldes, arreglo el cuello de su camiseta polo y planchó con sus palmas las arrugas inexistentes de su calentador. Él color de estos combinaba con la gorra y con toda la temática del parque de atracciones que había decidido poner visto bueno en su currículo.
A tan sólo siete días, ¡siete días!, de ser Navidad al fin uno de los tantos lugares en los que había dejado su currículo llamó y no esperaba que fuera precisamente en el que lo dejó porque le sobraba una de sus carpetas y el cartel de se necesita se le presentó en el camino.
Eran las ocho de la mañana cuando terminó de desayunar, cuando iba a salir se cruzó con su madre que iba de entrada, él igual iba una hora temprano a su hora estipulada, así que podía compartir algunos minutos con ella.
-Hola mamá- dijo abrazándola y quitando algunas bolsas de sus manos -¿otra vez con esto? Te dije que invirtieras en ti, no en mi.
-Jinnie, nunca está de más apreciar la ayuda. Reconoce que la necesitas.
Su madre acarició sus manos y depositó un beso en su mejilla para luego abrirse paso en la pequeña cocina. Cuando ella abrió la alacena decidió solo suspirar y no decir nada al encontrarla casi vacía colocando lo que había traído, haciendo lo mismo con el refrigerador.
Y Seokjin solo podía mirarla avergonzado, porque ¡dios!, él realmente necesitaba su ayuda y sabía que estaba mal pedirla. Si no podía mantenerse no era de la incumbencia de su madre, sin embargo ella siempre estaba allí. Pero también sabe que su madre ya no tiene fuerzas y que está ya muy cerca su partida y no puede pensar en cómo podría hacer sin ella.
-¡Papá!
Tanto su madre como él voltearon a ver a la pequeña que entró corriendo por la puerta, la abrazó fuertemente cuando esta se acercó. Y él piensa en que, así como su madre con él, él haría cualquier cosa por Haneul. Porque todo se vino en picada desde el nacimiento de la pequeña y él aún así ha seguido luchando a pesar de todos sus temores no sólo en la paternidad sino también en su vida misma, encontrando en su hija una motivación que lo insta a seguir.
-¡Papá ya suéltame!, también quiero abrazar a la abuela.
-Si Haneul, yo también te extrañé mucho- le responde provocando risas en su hija.
Ella decide ayudar a arreglar los víveres con la abuela para cuando seokjin se dirige a la puerta encontrando a su esposa con el ceño fruncido.
-Te toca hoy.- dice refiriéndose al pago de la pensión alimentaria que debe pasarle, a pesar de no estar divorciados aún, él debe hacerlo por acuerdo del mediador, y Seokjin pudo el primer año pero ahora todo se estaba complicando. -No me jodas, ¿otra vez no tienes?, ¡Seokjin ya van meses en que no te encargas de tu hija!