I.

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—Me encantan tus sándwiches especiales, Julie.— Elisa mira su último trozo de sándwich y lo debora, como si no hubiera comido en meses.

—No tienen nada de especial— miro a mi sándwich como un bicho raro y me lo como a mordisquitos pequeños.

—Julie, Julie— mi amiga mueve la mano como si intentara matar a una mosca— están quitando el cartel de "Se vende".

Corremos como alma que lleva al diablo hacia mi ventana y vemos la casa opuesta a la mía, normalmente sola, pero ahora con unas cuantas personas en el pequeño jardín quitando el infinito cartel.

—¿Quién crees que la ha comprado, Elisa?— digo mirándola con una ceja notablemente arqueada.

—Ni idea, ¿será un tío bueno de estos que te dejan sin respiración?

Pongo los ojos en blanco y suspiro. Miro de nuevo a mi salida amiga y bajo la ventana.

—Vamos a seguir estudiando, anda— digo empujándola.

Mi amiga hace un puchero pero no rechista.

Me quedo mirando la casa durante un buen rato, y fijo mi vista. Ya han quitado el dichoso cartel. Aleluya.

Corro la cortina y voy junto a Daniela, para estudiar el último examen de este mes.

—Creo que yo ya me voy— fija su mirada en su reloj de "Casio" y me sonríe.

—Vale— nos levantamos del frío suelo de madera y bajamos las escaleras.

—Cuidado al llegar a casa— le digo abrazándola con cariño.

—Te quiero, Julie— me da un beso en la mejilla y me río ante su habitual comentario.

—Y yo, Elisa.

Cuando ya la veo bastante lejos, cierro mi puerta y vuelvo a mi habitación, a repasar el dichoso examen.

Mis ojos se cierran poco a poco y los abro de repente. Joder, me estoy durmiendo.

Bajo a la cocina y cojo un poco de café y lo caliento en el microondas.

Bostezo y miro mis pies descalzos, estoy deseando acabar ya el instituto.

Cuando el microondas ya ha cesado, oigo un estruendo ruido de la casa de enfrente, música muy alta.

Subo a mi habitación y bebo un poco de mi taza mientras veo en mi armario que ponerme para mañana.

Miro de nuevo mi alarma, las doce y treinta y seis de la noche, y aún no ha parado la música, sino sonaba más fuerte.

Gruño muy fuerte y, sin mirar donde, como y qué llevo, salgo de casa y toco el timbre varias veces.

Cuando se abre la puerta, veo salir a un hombre con una copa en la mano y un poco serio.

—¿Qué quieres?

Le miro con los ojos furiosos.

—¿Podrías bajar la puta música? Intento estudiar— pongo los brazos en forma de jarrón en mi cintura.

—Es una f.i.e.s.t.a, se supone que la música tiene que estar alta— dice mirándome de arriba a bajo.

—Necesito estudiar, a si que o apagas la música o...— cierro los puños hasta hacerse los nudillos blancos.

Aquel hombre no dice nada, sin embargo no para de reírse.

—¿Qué te pasa a ti ahora, a ver?

Frunzo el ceño y miro mi atuendo.

—¡MIERDA!— grito y corro a mi casa, cerrando la puerta detrás de mi.

Solo llevo una camisa veraniega de tiranetes de Minnie roja, mis bragas de mariposas rojas y sin zapatos.

Toco mi cara y está ardiendo.

Ese chico me acaba de ver casi semi-desnuda.

Subo a mi habitación en un abrir y cerrar de ojos y veo por mi ventana al chico con el que he hablado, ahora mirando mi ventana.

—Bonitas bragas— me dice sonriendo.

Le enseño el dedo del medio y bajo mi ventana, sonrojada.

Veo que cierra la puerta y para la música, por fin.

Y aquí sigo, en mi puta habitación, mirando la hoja que tengo que estudiar y, aún así, abrumada.

ES CORTITO, YA LO SE, PERO ES COMO UNA MINI INTRUDUCCIÓN :3
MULTIMEDIA; JULIA.
ESTA HISTORIA ES MÍA, NO COPIEN.
BESTOSSSS:333

Mi vecino, el... ¿nuevo stripper?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora