IV.

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Enciendo la televisión, ya demasiado vieja, y me pongo una película de comedia, mientras hago palomitas dulces y preparo refrescos para Ion y para mí.

—¿Ion, qué quieres para beber?

—Una cerveza estará bien.

Miro asqueada la cerveza y la pongo sobre la encimera. Lo reconozco, tengo diecisiete años y no me gusta para nada la cerveza, la odio a más no poder. Pongo una cocacola light en la misma encimera y el timbre del microondas me avisa de que las palomitas ya están listas.

Las saco del microondas y ¡auch! Me quemo toda la palma de la mano. Gruño bastante fuerte e inmediatamente viene Ion con cara de preocupación.

—¿Julia? ¿Qué te ha pasado?

Le enseño la mano, estallando a carcajadas, mientras Ion coge una pomada del armario.

—Eres muy despistada Julia, y encima, te estás riendo cuando deberías retorcerte de dolor.

Ion me coloca suavemente la pomada en la palma y quito la mano muy rápido.

—Julia, estate quieta, sino estas quieta te saldrán ampollas.

Miro con repugnancia a mi mano y fijo mi vista en Ion, tiene razón, ya se me ha puesto bastante roja.

Le dejo mi mano a Ion para que haga el proceso.

—Hecho. Ahora, vete al sillón y yo prepararé todo, no podemos correr el peligro de que te haga más daño.

Abrazo a Ion fuertemente y voy al sillón mientras busco la película.

—Ya está Julia.

En la mesa pequeña del comedor pone las palomitas y mi refresco con una pajita con cubitos y una rodaja de limón. Miro cariñosamente a Ion y lo examino. Su pelo rubio es corto pero con un toque suave y rebelde. Sus ojos azules me miran con alegría mientras su sonrisa no puede ser más perfecta. Elisa siempre me decía que Ion estaba por mí, pero yo no he encontrado ese sentimiento hacia él, ni él hacia mi, supongo.

—¿Qué Julia, la vemos?

Asiento y pongo "play".

Mientras veíamos la película, nos reíamos y en realidad, me lo estaba pasando demasiado bien.

—Bueno, creo que ya me voy, Julia.

Recogemos el salón y lo acompaño a la puerta.

—Ha sido muy agradable, Ion González.

Ion me sonríe de una forma tierna.

—Tu compañía siempre es agradable Julia. Nos vemos.

Me pongo de puntillas y le doy un beso corto en la mejilla, ya que era mucho más alto que yo, bueno eso no era difícil.

Le despido con un gesto en mi mano y cierro la puerta mordiéndome el labio inferior.

Pongo de nuevo la televisión y hago zapping, no hacen nada.

A los pocos minutos, oigo el timbre sonar y voy rápidamente a la puerta sonriendo.

—Ion, no se te ha olvidado n...

Mierda, no era Ion. Era mi inepto vecino.

—Qué agradable vista, vecina braguitas.

Pongo los ojos en blanco y suspiro.

—¿Ahora qué quieres?

Sonríe mientras pone un pie en mi casa.

—¿Puedo pasar? Gracias...

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2015 ⏰

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Mi vecino, el... ¿nuevo stripper?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora