los verdugos mas brutales

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Recopilación de cinco de los verdugos más brutales de la historia, algunos han sido seleccionados por su crueldad y la forma en la que disfrutaban ejecutando a sus víctimas, otros por la salvaje cifra de muertos que dejaron…

Vasili Blokhin

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En el 2010, el Record Guinness declaró a Vasili (arriba) el “verdugo más prolífico”

 En sus funciones dentro del NKVD, Vasili ejecutó personalmente a varias eminencias de la URSS, como el mariscal —solo los ejércitos muy grandes tienen mariscales, pues éstos mandan a los generales— Mikhail Tukachevsky y dos ex dirigentes del NKVD, a los cuales había obedecido anteriormente…

Sin embargo, la infamia que coronó a Vasili en el mundo de los verdugos, fue su maratónica oleada de ejecuciones durante la denominada Masacre de Katyn, suscitada a raíz de la orden nº 0048 que Stalin dio al NKVD el 5 de marzo de 1940, después de que el Ejército Rojo ingresara en la parte oriental de Polonia: en dicha orden, el líder soviético mandaba a ejecutar a los 22,000 polacos que habían tomado como prisioneros tras la ocupación, 8,000 de los cuales eran oficiales del Ejército Polaco, y el resto, individuos socialmente significativos (terratenientes, dueños de fábricas, abogados, médicos, profesores, etcétera) y políticamente opuestos a las doctrinas de Stalin.

Durante los 28 días de la masacre, Vasili ejecutó personalmente a unos 7000 o más polacos. Las ejecuciones se efectuaban desde el atardecer hasta el amanecer, pero Vasili prefería ejecutar por las noches, “trabajando” (él llamaba “trabajo” a eso…) sin descansar, y alcanzando unos 250 muertos por noche, cifra inaudita, pero que lo “enfurecía”, puesto que su propósito era conseguir al menos unos 300 polacos eliminados cada noche.

El proceso de ejecución, fuere Vasili u otro quien hiciera las veces de verdugo, era como sigue: el reo firmaba documentos de identificación; después se le llevaba con los brazos atados una pequeña habitación pintada de rojo (la “habitación leninista”), que estaba hecha con paredes insonorizadas, un desagüe, una manguera, y una puerta o escotilla; adentro lo obligaban a arrodillarse, y un miembro de la NKVD le daba un disparo en la parte posterior de la cabeza, matándolo al instante; finalmente, el cuerpo era arrastrado fuera, la habitación se lavaba y el siguiente condenado entraba para morir. Así, tanta era la gente que moría, que cada noche se necesitaban dos camiones para transportar los cadáveres, y se cavaban más de veinte trincheras en un bosque cercano para enterrarlos.

Cuentan que Vasili ejecutaba vestido con un delantal de cuero (de los de carnicero) y unos guantes de piel, a fin de que su uniforme no se manchase de sangre.

Disparaba con una pistola Walther PPK de 7.65 mm, un arma que estaba siendo empleada por los soviéticos para las ejecuciones en masa, y que a él le encantaba porque no fallaba casi nunca y no tenía tanto retroceso al disparar, de modo que la muñeca le quedaba doliendo menos tras sus agotadoras sesiones de “trabajo” en pro de la “causa revolucionaria”… Además, y como efectivamente sucedió cuando en 1943 encontraron los cadáveres, el uso de la Walther PPK permitió a los soviéticos culpar a los alemanes de aquella masacre, aunque en 1990 todo salió a la luz.

Después de la masacre de Katyn, durante el 27 de abril de 1940, Stalin hizo condecorar al carnicero Vasili con la Orden de la Bandera Roja, una distinción que se daba a quienes mostraban “coraje excepcional, abnegación y valor en combate”. ¿Fue eso un acto de cinismo por parte del líder soviético? No: fue una estrategia para encubrir el genocidio.

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