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(James)

Hago como si no me importa nada, cuando en realidad sí.

Estaba lo más listo para ir al instituto, bajé las escaleras y fui a él comedor a desayunar, desayuné sólo cómo siempre, talvez mamá podría estar acá conmigo pero no la veía

— Hijo —tocaron mi
hombro— ¿Cómo estás?

— Bien —dije en un tono indiferente— ¿Y tú?

— Feliz. —abrí los ojos como platos— Recuerda que mañana me caso

— ¡¿Qué?! —grité— ¡No me habías dicho!

— Claro que te dije. —respondió ahora con una cara de enojo— Hoy en la tarde vendrá tú nueva familia

— Ok, tengo que irme —tomé mi mochila y me largué de ahí

Ya había llegado a mi destino, bajé del auto y fuí hacia la entrada

— Buenos días
presidente. —saludo una chica— Ha llegado más tarde hoy

— Sí respondí viéndola

Dió media vuelta y se dispuso a irse

— Espera —dije agarrando su brazo haciendo que se sonrojará— Ayúdame, ahora todos están ocupados

— Está bien

Pasaron los minutos y los estudiantes empezaban a llegar, mi trabajo como presidente era simple, tener todo organizado y no permitir dispositivos móviles, audífonos y cosas por el estilo, aunque habían muchos estudiantes, por no decir todos, que no les importaba y seguían llevando sus móviles

— James unas estudiantes están discutiendo. Iré a ver qué pasa

— No —suspiré—, iré yo

Camine abriéndome paso entre los estudiantes alejándolos solo con mi presencia

— ¡Nicky! ¡Eva! —grité muy enojado— Detenganse ahora

Dejaron de discutir viéndome con un rostro con mucha furia

— ¡Eres muy aburrido abuelo! —gritaron ambas

— Solo estamos jugando ¿Verdad amor? —Se tomaron de las manos y se retiraron

Luego de terminar de confiscar todo lo que no era permitido era hora de clases.

La verdad no me interesaban las clases pero se suponía que por mis buenas notas era el presidente del consejo estudiantil o como le dicen todos "Él club de aburridos", Él club de los aburridos nos quedabamos tres veces a la semana en las instalaciones hasta las cinco de la tarde, no hacíamos algo interesante esos días, solo limpiar pupitres, y seguir confiscando más cosas, nos encargabamos de la limpieza.

Salí de ese lugar, me recojieron pero mi sorpresa fue que no iría solo a mi casa cómo siempre.

Dos chicas se subieron al auto una adelante y otra atrás junto a mí, fue un momento muy incómodo ellas hablaban y hablaban y yo me limitaba a apoyar mi cabeza sobre la ventana del auto, llegamos a casa y ellas se apresuraron a bajarse, habiá una señora bien parecida en el jardín con papá.

Soñemos JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora