O C H O

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Minho se hallaba en el comedor de su escuela con la mirada perdida en el postre que descansaba sobre el mesón. Su mano la mantenía contra su oído mientras sostenía el teléfono.

—Tiene un cabello—dijo Minho tomando el tenedor para picar el postre con gelatina—. Gasté dinero en él, no quieren reembolsarlo.

—Tendrás que comértelo, es comida, ¿sabes cuántos niños mueren de hambre y tú desperdicias un postre porque tiene cabello? —lo regañó su novio—No pienso estar con una persona que piensa y actúa así, no será un buen ejemplo para mis hijos.

—Tú harías lo mismo, ¡no sé de dónde ha salido ese cabello! —alegó empujando el plato con el postre lejos, lo miró con asco—Es negro y rizado, parece un vello púbico.

—Ew—escuchó del otro lado—. En ese caso, sí ve a pedir tu reembolso.

—Lo dejaré, iré a comprar comidas envasadas—Minho aplastó el teléfono contra su hombro para buscar su billetera y ver cuánto dinero le quedaba.

—Haz lo que gustes, yo sigo en clases de—hubo un silencio corto en donde oyó la voz de Jisung de fondo, preguntando—...Dicen que es lengua, creí que estábamos en matemática.

—Pon atención, puedes llamarme cuando estés en receso—se colocó de pie guardando la billetera, dejó un par de billetes en su mano—. No olvides que iré por ti a la escuela.

—Yup, no lo olvidaré—respondió Jisung—. La señal de este teléfono es una plasta, voy a cortar, ¿te veo más tarde, Lee?

—Te veo más tarde, sole—dijo Minho sonriendo, tan enamorado—. Te amo, adiós—se despidió.

—Yo lo hago más, cuídate mucho, ven con cuidado, te esperaré afuera—correspondió—. Adiós, Linoring.

—Adiós—volvió a decir, riendo.

—Adiós—repitió Jisung.

—Adiós—canturreó Minho avanzando en la fila para comprar.

—Adiós—ahora Jisung reía.

—Adiós—Minho negaba lento—. Ya, cuelga.

—No quiero, sigue hablando conmi—Jisung guardó silencio de repente—...No, maestra, estoy hablando con mi madre—lo oyó decir—. Perdone, no era mi intención. Adiós, mamá, te amo—y cortó.

Su novio era un caso.

Llegó su turno para pedir y eligió un paquete de galletas bañadas, las pagó y volvió a la mesa en que se encontraba. Tenía la oportunidad de ir con Felix, pero no tenía ganas de escuchar su parloteo, aunque nunca tiene ganas de oírlo.

Se sentó para comerse las galletas sin molestias, tranquilo. Abrió el paquete y las comió con calma, encantado por el dulce sabor.

Pasó toda la hora de almuerzo sentado comiéndose las galletas que, cuando se le acabaron, fue por más. Disfrutó a solas de unos cuatro paquetes de galletas, quejándose pronto del dolor de estómago que le dejaron.

La última de sus clases se pasó eternamente lenta, no prestó mucha atención siendo que le aburría mucho tener que aprender sobre materias que no le servirían a futuro. Trató de acoplarse al resto, pero simplemente no pudo.

Guardó el cuaderno dentro de su mochila, al igual que el estuche. Revisó que nada se quedaba, confirmó y salió del aula con el teléfono en mano.

—¡Minho! —oyó su nombre a detrás de él, parando su andar y volteando a ver quién le llamaba—¿Vas muy apurado?

Se mordió la lengua; Nayeon venía trotando en su dirección, alzando su mano en signo de que la esperara.

Mom, i'm gay too (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora