Los nervios hacían temblar las rodillas de las bailarinas tras bastidores, se escuchaba un gran barullo, el ruido de las zapatillas de punta golpeando el suelo mientras todas corrían de un lado a otro para que alguien las ayudara con el vestuario, cierres y botones y los clic que hacían al abrocharse.
El aire olía a litros de spray para el cabello, sudor y las botellas de electrolitos abiertas, en el piso se observaban brillos que caían de los tutús, algunos pasadores perdidos, ropa tirada y algunas piezas de utilería aventadas en los rincones, listas para que en cuanto las apuradas bailarinas tuvieran que recogerlas y correr al escenario con ellas, estuvieran al paso.
Mientras algunas ya estaban sobre el escenario, otras seguían calentando en los costados, retocando su maquillaje o cambiando velozmente su vestuario. Fuera de escena, las bailarinas no se veían tan fabulosas.
Pero Eloísa solo estaba ahí sentada, en posición de flor de loto, esperando su turno, apartada de todas las demás, observando y analizando aquella jungla salvaje donde el menor de los peligros era equivocarse o caerse, pero sólo ella lo entendía.
La delicada tiara plateada que reposaba sobre su cabeza fue arrancada abruptamente, llevándose algunos pasadores consigo y destruyendo su perfecto moño de pelo cobrizo.
-Oh ¿Te despeiné? Discúlpame, es que me atoré- La molesta voz chillona de Anne se hizo presente, Eloísa alzó la mirada y pudo ver cómo sostenía triunfante su tiara frente a su cara, orgullosa de la maldad que había hecho, respaldada por sus amigas, todas mirándola con gracia.
-Que torpe eres, pobrecita de ti, ojalá no te pase algo así en el escenario- Respondió Eloísa sin moverse de su lugar, burlándose de Anne sin mostrar un sólo gesto de ira, aunque por dentro sentía las ganas de lanzarse a ella y arrancarle mucho más que su tiara. Sin embargo, disfrutaba más de ver cómo Anne se volvía loca al no poder molestarla.
-Si...esperemos- Anne apretó los dientes hasta que rechinaron, en su voz se notaba su enojo ante su plan frustrado. Eloísa soltó una pequeña carcajada al ver su cara redonda tornarse de color carmesí, típico de ella al enojarse.
-Oh, por cierto- Habló una de las copycat de Anne. -Deberías ir a revisar tu falda blanca, creo que se le rompió un poquito a la costurera- Dijo entre risas y todas dieron la media vuelta sobre sus zapatillas de punta, dirigiéndose al escenario a esperar su turno.
Eloísa sintió todo el peso irse hacia sus pies, como una tonelada que caía encima de ella y se levantó en un salto para correr a revisar su vestuario, sólo para encontrar su preciosa falda blanca de gasa completamente desgarrada por la mitad. Esas brujas habían rasgado cada capa de su falda.
A pesar de eso, Eloísa no se tumbó a llorar, ni se dejó derrotar. Se miró al espejo y dejó salir un gran suspiro, abrió su maleta y buscó entre las miles de cosas que cargaba siempre, revolvió entre bandas para el cabello, ligas, pasadores, cinta micropore, vendas, un encendedor, sus audífonos enredados, maquillaje zapatillas y algunas botellas vacías de bebida energizante y al fin encontró unas tijeras. Su madre siempre le decía que cargaba cosas de más, pero ella sabía que siempre se llega a ofrecer hasta la cosa más extraña, en el momento más inesperado.
Tomó las tijeras entre su mano derecha y un pedazo de falda y comenzó a cortarla, ante la admiración de las bailarinas más pequeñas al verla destruir su vestuario, pero al terminar, dejó ver una falda de gasa compuesta de varias tiras unidas a la cintura, era hermosa y diferente a las de las demás.
Corrió hacia el escenario, pues su nombre ya había sido anunciado y su música estaba por empezar. Tomó una respiración larga y profunda y se acercó a la mampara, escuchó la música comenzar y contó 8 tiempos hasta que llegara su turno, se paró en tercera posición y salió flotando al escenario, pudo sentir inmediatamente el calor del reflector que la acompañaba en cada paso, ya que por concentrarse en su falda, olvidó reforzar su despeinado moño y en un giro, este se soltó, dejando su cabello desenrollarse sobre sus hombros, libre por el escenario, flotando con cada paso que daba. Entonces Eloísa se olvidó de todo lo demás, sólo se dejaba fluir y bailaba con la música, el tiempo parecía lento.
Entre las miles de siluetas indistinguibles, en la tercera fila pudo divisar el rostro de su mamá, mirándola tranquila, atenta...no podía decir si estaba orgullosa o preocupada. Su mejor amiga estaba a un lado, grabando cada momento de su baile, llorando de felicidad.
No veía a su padre por ningún lado, quizás no había alcanzado a llegar.
Cuando retomó la concentración, se encontró en la posición final y la oleada de aplausos y personas de pie la inundó, el sudor corría por sus sienes, estaba brillando, no sabía si por la transpiración combinada con la luz del reflector o por los brillos del maquillaje, pero se sentía una estrella parpadeando...sin saber que esa luz en los próximos instantes, se extinguiría para siempre.
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Broken steps
Teen FictionEloísa tenía sueños, metas y una vida soñada. Nada es para siempre y ella tuvo que aprenderlo cuando el reflector del escenario dejó de brillar sobre ella y alumbró su espantosa tragedia. Ahora no sabe cómo continuar ni hacia dónde ir, pues lo único...