— Mi señor — Dos palabras, palabra a palabra salió del Rubio, Dainsleif. Dos palabras y una dulce sonrisa dedicadas a una persona, solo a un joven de azules cabellos.
Una pequeña sonrisilla se escapo del de cabellos azulados.
— ¿Kaeya? — La voz de un tercero salió casí en un susurro, cargada de duda.
•••
— ¡Kaeya!
Diluc...
Tu voz, siempre cargada de seriedad o enojo, ahora se oía ¿Rota? Nunca olvidaría la última vez que la oí así, aunque no es un recuerdo grato, la última vez fue cuando nuest-. Cuando tu padre murió.
¿Tu dolor tan grande es? ¿Encerio estoy lastimandote tanto?
Observarte tras ese muro hydro que nos separaba, tal vez ese muro sea la razón, pero.... ¿Es probable que auténticamente tus ojos se vean acuosos? O.... ¿Encerio estas llorando? ¿Estoy haciendo que tus hermosos ojos se gasten en tan poca cosa como yo?
— ¿Le importa ese pelirrojo, mi señor? — Esa era la voz de Dainsleif refiriéndose a mi, el era el que mantenía el muro hydro separandonos.
Tus ojos cuando el pronunció esas palabras estaban cargados de rencor. Tal parece que has agregado a otro a tu lista negra eh.
Je, luego de esto probablemente hasta yo lo este ¿Luego de esto me odiaras, verdad?
Completamente prefiero que más odies, prefiero que me aborrezcas, prefiero que quieras matarme, a que sufras, no quiero que gastes lágrimas en una escoria como yo, no quiero que gastes tu dolor en mi.
—Kaeya por favor...—Tu voz salió relativamente baja, pero fue lo suficiente para oirte, ahora puedo confirmarlo, tu voz esta completamente rota
Puedo ver el dolor en tus ojos y oírlo en tu voz.
—Dainsleif—Ordené, el inmediatamente me entendió, aunque algo ofendido al parecer, dejo caer el muro.
A paso lento me fui acercando de apoco a ti.
Separaste tus labios para decir algo, pero tu voz salió como un tartamudeo irreconocible, tengo que decir que en cualquier otro momento me hubiera reído, pero, tal vez esta no era la mejor situación.
Si me llegó a reír seguro me golpearas, aunque muy probablemente en este punto te desbordan las ganas de matarme.Tome tu mentón obligandote a verme, tus hermosos ojos estaban vidriosos ¿Por que? ¿Por que sufres tanto? No lo valgo, no soy más que un traidor.
Por el rabillo del ojo pude observar la sonrisa maliciosa y altitiva de Dainsleif, eso fue más que nada para mostrar superioridad sobre ti creo yo.
Me acerque a tu oído y susurre.
—Lo siento Diluc, es mi deber.