artista アーティスト [T]ObiDei

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Llegaron más mojados de lo que ya estaban, pero más felices y hechos que hoy en la mañana.

—En mi cuarto hay una bata azul que puedes usar— señaló el lugar —A mi me queda holgada, puede que a ti te quede bien, hm— colocó una toalla en su cabello.

—Gracias, me cambiaré allí si no es problema— removió su cabello secándolo con la toalla que el menor le había dado.

—Claro que no es problema, ve.

Dejó la bolsa de insumos sobre la mesa y fue al baño a cambiarse de ropa él también.

Ambos salieron viéndose fijamente en sus vestuarios.
El menor tenía una bata verde pastel mientras que el mayor, una bata azul océano.

—Sabía que te quedaría bien, hm— se ruborizó un poco y comenzó a sacar las temperas.

—Tú también te ves bien— se sentó en un banquito a ver sus movimientos —Nunca te he preguntado, qué es lo que pintas?.

El menor sonrió levemente.

—Bueno, honestamente, todo aquello que me guste, hm— volteó a verlo.

El pelinegro se levantó y lo abrazó con delicadeza.

—Es decir, que te gusto?— susurró en su oído y notó como el rubio se sobresaltó.

Pero claro, los retratos de hace rato, sinceramente fue un detalle que pasó por alto, aunque también, no es como si supiera que el mayor vendría a su casa.

—Y-Yo bueno, es que t-tú...

Estaba nervioso, realmente nervioso, y quien no lo estaría si dejan salir a la luz tu mayor secreto.

—Por qué tienes miedo?— lo miró fijamente a sus ojos color mar.

—Porque quiero hacer todo bien y, quiero que continúes viéndome de esta manera cuando termines de conocerme, hm— agachó su cabeza rendido.

El mayor suspiró y levantó su mirada.

—Tengo algo importante que leerte— le dió un corto beso y fue a buscar su libreta íntima.

Pasaron su tarde hablando de él mientras estaban acostados en la cama del rubio.

—Iba a seguir escribiéndote pero te vi llegar— acomodó un mechón dorado detrás de su oído.

—Y por que no me lo escribes ahora, hm?.

—Esta bien.

Se sentó sobre la cama y entrelazó su mano con la de él.

—"Describir como mis ojos te ven y como mi corazón te perciben, sería como describir el cielo, un lugar más allá de la divinidad o ese lugar utópico entre la realidad y los sueños, sería describir el amor y la pasión en todo su esplendor, sería describir lo inimaginable o aquello que aún no se conoce."

Ya no tenía palabras para describir el sentimiento tan grande que le provocaba al escucharlo.

¿Cuánto amor podría llegar a guardar una sola persona?.

—Solo quiero besarte.

El mayor río levemente y lo acostó sobre él.

—Besémonos.

Toda aquella pasión retenida mientras el pelinegro leía los fragmentos de poemas que había escrito para él, sumado a la fantástica cita que le acababa de recitar, lo largo todo allí.

Nuevamente una cálida unión.

Se separaron para verse, admirarse.

—Dei, tu también tienes un talento bellísimo— sonrió acariciando su mejilla —Debes mostrárselo al mundo, debes dejarlo notar por los demás, quizás lo que tú ocultas y guardas puede ser la inspiración y la felicidad de otro.

El rubio asintió, no iba a negar que el mayor tenía razón y que estaba ocultando su potencial artístico, pero es que, él no lo veía como un comercio, simplemente una manera de expresarse.

—Esta bien, sacaré algunas obras antiguas y las venderé, hm— cada pintura tenía valor sentimental para él, pero no iba a negar que algunas ya solamente estaban juntando polvo.

Ambos volvieron a encogerse en un cálido y reconfortante abrazo.

—Es hermoso estar así contigo, pero debo volver a casa.

Era cierto, la lluvia se había detenido por el momento, pero las nubes parecían seguir con ganas de llorar.

—Por favor, mañana ven— abrazó con fuerza al mayor —Te haré un rico desayuno y eso, podemos pasar el día juntos y tú puedes escribir mientras yo dibujo pero vamos a estar juntos y solamen-

—Oye, oye— se apartó sonriendo —Estaré aquí mañana, no te preocupes— besó su frente —Estaré temprano, porque quiero quedarme aquí, entre el brillo de tus ojos, el sol y nuestro amor.