capítulo tres.

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Kirishima soltó un suspiro cansado mientras miraba al frente, recostado en la pared de aquel sucio callejón, estaba cansado y con sueño, debió quedarse en la academia en vez de ir a un prostíbulo.

Se habían perdido dos veces por culpa de Kaminari y sus malas indicaciones, tuvieron que llamarle a Aizawa para que los guiara sin saber al lugar donde iban, afortunadamente, el maldito lugar quedaba cerca de un restaurante sano y conocido por su profresor. Ahora solo esperaban porque algún cliente llegara para escuchar la contraseña y poder entrar, y gracias a Kami que justo en esos momentos llego alguien.

Escucharon la contraseña gracias a Jirou y entraron, solo para hacer una mueca de desagrado ante el escenario y olores frente a ellos.

Para unos chicos de 16-17 años que no conocían nada más que las Coca-Colas y las barbacoas, el olor a alcohol, tabaco y otras cosas que no estaban interesados en averiguar que eran, eran algo extrañas y desagradables. Buscaron con la mirada entre las personas un lugar libre para irse a sentar, y Kirishima, en medio de su búsqueda, no pudo evitar ver al escenario del lugar.

Se quedo hecho piedra en el lugar, con la boca entreabierta y sus ojos llenos de incredulidad al ver a la persona que bailaba en el tubo.

Era Bakugo. Era su Blasty. Estaba sobre el podio con una sonrisa sensual, un traje de conejito sexy y unos tacones altos y llenos de pequeñas piedras brillantes. Movía sus caderas al ritmo lento y sensual de la canción de The Weeknd que sonaba por todo el lugar, sus dedos se paseaban por su cuerpo lentamente, mientras daba giros lentos y sensuales en el tubo, pegándose a el y dando miradas lujuriosas y sensuales a los hombres del público, quienes le tiraban billetes y silvaban.

Su mano se alzo y jalo inconscientemente la camisa de Sero, quien giro su mirada hacia él y después al escenario.

Se sorprendió de la misma manera que Kirishima, y finalmente los demás se dieron cuenta de la situación, quedando igual o más sorprendidos que Kirishima y Sero.

En una de las vueltas que Bakugo dio en el tubo, se encontró frente a frente con los ojos del pelirrojo, la sorpresa y el miedo no se hizo esperar en su mirar, más al darse cuenta que Kirishima no estaba solo.

Trago pesado, y se obligo a terminar con el show.

Pasaron dos minutos más y fue su turno de dejar el escenario, en su lugar entro una chica muy hermosa que rápido se gano la atención de los clientes. 

—Disculpen muchachos, pero Ground Zero requiere de su presencia en los camerinos. 

Los chicos siguieron al hombre hasta donde los guiaba, aún demasiado sorprendidos como para poder replicar algo.

—¡Estuviste grandioso como siempre, Kats!

—¡Si, no por nada eres el mejor de este lugar!

Eso fue lo que escucharon cuando la puerta se abrió frente a ellos.

—Zero, aquí están los chicos que querías ver.

—Gracias por traerlos, Hajime. Puedes retirarte.

El hombre hizo una reverencia y salió del lugar, los chicos miraron como las demás chicas y chicos salían del camerino y se quedaban unos pocos para ser maquillados.

—¡¿Se puede saber que mierda están haciendo aquí?!

Bakugo los miro con enojo mientras se quitaba los zapatos, Mina frunció el entrecejo y salió de su espudor.

—¡Eso es lo que nosotros debemos preguntarte a tí! ¡¿Que haces en este lugar de mala muerte?!—Los demás la observaron sorprendidos, Mina se notaba muy alterada y afectada.

—¿Me estaban siguiendo? —Ignoró la pregunta, y los miro muy seriamente.

—Por supuesto que no—agrego Sero, quien parecía ser el menos afectado—. Estamos aquí porque Kaminari nos trajo, hace días tenía planeado venir con Mineta pero lo rechazo, sin embargo al día siguiente él no dijo nada y Kaminari quería saber el porque. Por eso estamos aquí. Pero creo que ya nos quedo claro el porque no habló sobre ello.

Bakugo bufo molesto. Solo se cruzo de brazos y cerro los ojos para obtener paciencia.

Sin embargo alguien grito su nombre y se le tiro en la espalda.

Los chicos esperaron la típica reacción agresiva del rubio explosivo, sin embargo, se sorprendieron de nueva cuenta al verlo sonreír lentamente mientras descruzaba rápido los brazos para sostener a la chica de los muslos y evitar que ambos cayeran.

De acuerdo. No entendían nada y querían respuestas.

—Bakugo, ¿Quieres explicarnos que demonios esta pasando? —Esta vez fue Kirishima. Bakugo soltó un suspiro cansado mientras dejaba que Camie le apretara.

—Es muy obvio que trabajo aquí —respondió secamente.

—¿Pero por qué?—Esa fue Jirou.

—Por dinero, obviamente. ¿Por que más trabajaría en un lugar así? —Cuestionó lo obvio.

—¿Desde hace cuanto? —Sero se miraba sereno, como si ese tipo de cosas fueran usuales para él. Tal vez así era.

—Dos años, creo—respondió sin darle mucha importancia—. Empecé como maquillista, así como los chicos de ahí —señaló con la boca a dos muchachos que maquillaban a las demás chicas y chicos —. Pero soy prostituto y bailarín desde hace un año—dijo, alzando un poco más a Camie en su espalda, que solo los miraba con recelo mientras lo abrazaba por el cuello.

—¿Por qué decidiste eso...? —Esta vez fue Kirishima. Bakugo sonrió y movió a Camie en su espalda.

—Por esta loca de aquí.

—¡Oye! —Chilló la chica ofendida, para después soltar una risita y darle un besito en la mejilla.

Kirishima se sintió incómodo ante aquello, pero no dijo nada.

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