Único

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Exploto. El caldero simplemente explotó y Severus Snape no había hecho nada. Lily miraba toda la conmoción desde su puesto a un lado de Marlene McKinnon. ¿Qué había sucedido? ¿el genio de las malditas pociones había hecho explotar un caldero? seguro fue a propósito, tenía que ser apropósito, si no cualquiera en esa clase podía ir perdiendo las esperanzas de obtener una nota decente.

El humo se disipó y vio a su amigo agachado en el piso, Regulus aun parado a su lado lo veía con ojos grandes y quizás un poco asustados. Cuando Severus se levantó no notó nada fuera de lugar, pero al girarse un grito se atoro en su garganta. Su pelo antes grasoso por la eterna exposición a vapores estaba sedoso y brillante, su piel cetrina ahora portaba un pequeño rubor y sus labios eran de un color rosa claro, su nariz ganchuda se había vuelto una refinada nariz con solo una pequeña protuberancia encima, su complexión delgada y un poco desgarbada cambio a una más trabajada y deportiva. Pero lo que mas la conmociono eran sus ojos antes negros como un pozo en la noche, que transmitían frialdad y odio a cualquiera excepto a sus mas cercanos pero en especial a ella, con quien se suavizaban hasta lograr un negro aterciopelado y brillante; ahora parecían despiertos y hasta amables, sin tener su misteriosa profundidad.

El aula comenzó a llenarse de susurros, algunas chicas comentaban sobre lo guapo, otros sobre lo extraño de todo, sus amigos preocupados. Ella parecía de piedra, no podía moverse, no quería moverse, pero el profesor Slughorn habló y la sacó de sus cavilaciones.

-Señor Snape, veo que ha tenido un pequeño percance- Severus se veía las manos como si fuese la primera vez.

-Lo lamento profesor no se que sucedió- un jadeo general.

La voz... esa voz no era la de Severus, esta era sedosa, carecía de los bordes filosos y los matices ariscos, hasta parecía... simpático.

-No se preocupe joven, seguramente se distrajo, a todos nos pasa- sonrió- Bien, por favor que alguien me diga que hace esta poción y qué sucedió con el señor Snape.- Remus levantó el brazo lentamente.- si señor Lupin.

-Es Felix Felicis profesor, esta poción se supone que te dará suerte o ayudara en lo que te propongas mientras los efectos duren, pero si se hace mal la poción pasa de ayudarnos con nuestras metas a cumplir un deseo que tengamos, más específicamente, el que estemos pensando mientras la preparamos.

-Aja, muy bien, pero díganme ¿Por qué esto no se suele hacer si suena ideal?- esta vez Regulus respondió.

-Porque no lo es profesor, en realidad no cumple el deseo si no que te da una herramienta para hacerlo. El problema en esto es que por lo general esta "herramienta" es inútil porque el deseo así no puede cumplirse ya que la poción para actuar solo tiene la información que nosotros tenemos. Por ejemplo: si quisiéramos atrapar la snitch, la poción te haría mas delgado o ligero para ir más rápido en escoba, el problema es que no conoces la técnica del otro equipo y si el otro buscador decide golpearte serías más fácil de derribar. Algunas veces puede llegar a servir, pero es una lotería.

-Excelente señor Black. Ahora, esto claramente tiene reversa, solo debo hacer el antídoto, me tomara un tiempo. Mientras, por favor señor Snape vaya a la enfermería por si le sucedió algo más y luego continúe con su día normalmente, cuando tenga todo listo lo llamo.

-Claro.- agarró sus cosas y comenzó a avanzar, al pasar por un lado de los asientos de las chicas les guiño un ojo arrancando risas nerviosas. Lily frunció el ceño, eso no era algo que haría Severus.

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Severus estaba eufórico, sentado en una camilla de la enfermería y con un espejo no podía parar de verse. Era... perfecto, tan guapo como Lucius y Regulus, hasta diría que más que Potter. Sonrió con desdén pero en el espejo solo vio una sonrisita amable. Bueno, al parecer ya no le saldrían sus gestos de fastidio u odio.

La Pocion - SnilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora