Recuerdo cuando le conté a mi madre mi orientación, ya que era necesario hacerlo, me había callado durante años. Creí que me aceptaría por ser su hijo, pero me equivoque, ella me dio la espalda y recuerdo muy bien sus palabras, unas palabras que atravesaron mi corazón como una daga filosa: "NO, es mentira", dijo, "Yo no crie a un maldito homosexual", decía y las lágrimas salían de mis ojos, "Desde hoy dejas de ser mi hijo, LARGO DE MI CASA", gritó, entró a mi habitación y comenzó a sacar todas mis cosas por la ventana sin importarle que valor sentimental tuvieran para mí, ella solo quería deshacerse de mí y esa fue su mejor manera.
Y hoy ya han pasado siete años desde que ella me hecho, desde que deje de tener madre, con dificultad pude salir adelante, termine mi carrera universitaria y conseguí un empleo que me ayudó a sustentarme, aunque el rechazo de las personas que no entendían lo diferente hizo que estuviera al borde del suicidio.
Hoy me levanté tarde, era fin de semana y no tenía que ir a trabajar, luego de terminar mis quehaceres, mi celular sonó, una llamada de Sara, ¿Qué era lo que quería? —Gus, ¿Estás libre ahora?— preguntó.
—Por supuesto, ¿Para qué?— pregunté ahora yo.
—Perfecto, te veré en el café a las tres— dice —No llegues tarde— cuelga el celular.
Me aliste y salí del apartamento. Una mujer se acercó a mí y me tocó el hombro —Augusto, ¿Eres tú?— preguntó.
—Si— respondo —¿Quién es usted?
—No me reconoces, soy yo, tu madre— las arrugas la habían consumido, su mirada estaba inundada de tristeza, sus labios muy resecos y sus manos temblorosas. Ella era mi madre, aquella mujer que me dio la espalda.
—Lo siento, pero mi madre murió hace mucho— quería que esa mujer que se encontraba justo al frente de mí se alejara lo más que fuera posible, no quería verla, no quería hablarle y quería que se fuera lejos, muy lejos.
—Por favor perdóname, sé que falle como madre, pero no quiero que me odies— dice en un tono triste.
—Lo siento, ya es demasiado tarde— digo mientras camino hacia el ascensor.
Un extraño dolor me inundó, tal vez porque en el fondo sabía que aún la quería, pero su desprecio y odio lograron que me alejara de ella.
Al llegar a la cafetería Sara ya se encontraba ahí, iba con su novio George y, al parecer de la mirada de ambos, terminarían pidiendo uno de sus estúpidos favores. No es que no me gustara ayudarlos m, pero ambos son demasiado infantiles, los favores que me piden siempre son los mismos y son para cubrirlos mientras ellos salen a citas o cosas así.
—¿Qué ocurre?— pregunto serio.
Sara me muestra una enorme sonrisa antes de comenzar a hablar —Bueno, yo quisiera pedirte un favor— me mira con ojos de ternura.
—¿Qué favor?, si es otro de sus estúpidos favores ten por seguro que no lo haré— digo serio.
—Bueno, este. George me invito a un viaje por un par de meses y quisiera que cuidaras de Tom— dice mirándome a los ojos.
—Sara, sabes perfectamente que ese niño me odia.
—No seas malo, ¿Puedes hacerlo?, ¿Si?— preguntó esto último alargando la letra "i".
—Bien, lo haré, pero tendrás que pagarme— digo cruzándome de brazos.
—Solo cuida bien de él— me mira, pero yo me mantengo callado —Gus, te lo pido. Eres el único en el que puedo confiar para que cuide de él.
—Como sea. Me pagaras, ¿Cierto?— ella asiente. —Bien entonces me pagaras el doble por ser Tom al que cuidare.
—Te pagare por las molestias que te cause también.
—Eso quiere decir que viviré en tu casa hasta que vuelvas— mueve la cabeza afirmando —Que tengas un buen viaje entonces— Me levanté y salí del café. Regrese a mi apartamento y comencé a meter todo lo necesario dentro de la maleta, puse dentro ropa, mi pijama, empaque también mi cepillo de dientes y mi champú con olor a fresas.
Recibí una llamada justo antes de salir, de nuevo, era Sara. Contesté —Gus, estoy saliendo al aeropuerto justo ahora, he dejado las llaves detrás de la maceta del pequeño lirio, por favor cuida bien de él. Es la primera vez que me separo mucho tiempo de él.
—No tienes por qué preocuparte, te aseguro que cuidare muy bien de él y no permitiré que nada malo le suceda.
—¿Lo dices en serio?
—¿Cuándo te he mentido Sara?— cuestiono —Justo ahora estoy saliendo del apartamento. Te llamo en cuanto llegue a tú casa.
—Cuídate, Gus. Estamos en contacto.
Cuelgo la llamada y salgo del apartamento, cierro perfectamente bien con llave y salgo del edificio. Baje al estacionamiento y encendí mi lindo auto negro, comencé a conducir en dirección a la casa de Sara. Al llegar, saque la llave del lugar que Sara me había dicho, abrí la puerta y me instale en una de las habitaciones del segundo piso.
Después de alojarme, baje a la cocina, revise la nevera y la comida se estaba escaseando así que haría compras mañana después del trabajo. Decidí en preparar una pasta a la boloñesa y unos rollitos de queso.
Sabía que ese niño maleducado no saldría de su habitación hasta que le daría hambre así que decidí en prepárale algo delicioso a él también. Termine de cenar, lave el plato que había usado y le hice una nota al pequeño Tom: "disfruta la cena, atentamente Augusto". Sabía que él no me soportaba así que decidí hacerle la vida imposible por algún tiempo.
Subí a la habitación, me lave la boca y me puse la pijama para poder dormir cómodamente. Antes de acostarme le mande un mensaje de texto a Sara, decía que había llegado con bien a su casa y que necesitaba dinero para hacer las compras de la comida, puse el celular en vibrador y configure mi alarma para levantarme una hora antes de lo habitual ya que mi trabajo quedaría más lejos.
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PORQUE TE AMO (EN PROCESO DE EDICIÓN)
Teen FictionÉl, un chico que desea morir. Él, un chico que ama vivir. Ambos con pasados tormentosos, donde han perdido lo más valioso que había en sus vidas. Enamorados uno del otro, pero ocultando sus sentimientos por miedo a lo que el mundo dirá. "¿POR QUÉ LO...