Rottweiler

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Puedes ponerte de pie con cada uno de los músculos en tus piernas, eso lo aprendiste de niño al tratar de caminar, puedes correr moviendo un pie delante del otro tan rápido como sea posible, impulsará tu cuerpo hacia delante haciéndolo ganar velocidad con cada paso.

Correr velozmente hasta llegar al límite, donde tu cuerpo no puede más, está pequeña máquina que fue diseñada para existir en la tierra, comprueba que correr te da una sensación de libertad.

Sientes el viento deslizarse por todo tu cuerpo, la sangre ardiendo en tus brazos, el ritmo de tu corazón aumentando y desde lo profundo del estómago la adrenalina fluye, las manos sudan, el sonido del entorno retumba en los oídos mezclándose con la respiración agitada que llena la boca dejándola seca, sin saliva, cada bocanada de aire se dificulta y el cuerpo comienza a exigir un descanso.

Pero el deseo de escapar no te permite frenar, quisieras tener un palo sujetado en la mano, frenar el tiempo por un momento, dar la media vuelta y golpear al enorme perro corriendo tras de ti.

Ladra desesperadamente y sus uñas rasguñando sin ningún respeto al piso impulsado por las ansias de morder, hacen imaginarme el momento en que sería tacleado, como jugador de americano por ése enorme perro, imaginé el dolor que mi peso contra el piso causaría, raspones en manos y rodillas, con piedras penetrando capas de mi piel hasta hacerme sangrar, el dolor de las mordidas en mi cuerpo, con enormes dientes perforando carne hasta llegar al hueso

Yo huía desesperadamente gritando por auxilio, pero nadie parecía oírme, sin cuidado alguno crucé la avenida y fue entonces cuando escuché tras de mí, un fuerte golpe y el rechinar de las llantas de un auto, no quería ni voltear a ver, quería seguir corriendo con la imagen de una bestia enorme persiguiéndome detrás, pero al no escuchar nada más, decidí frenarme y voltear a ver.

Tardé en asimilar la escena ¡no podía creerlo! El animal se levantaba lastimado por debajo del auto con muchísimo esfuerzo, aun así, no emitía ningún tipo de lamento, atarantado por el golpe, huyó corriendo hacia donde mejor le pareció posible y mi corazón acelerado dio un respiro al ver esa escena, había ganado por esta ocasión. 

¡¡PESADILLAS!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora