Llegar a casa después de un largo recorrido por la ciudad haciendo ejercicio, me daba paz, mis pulmones se llenaban de aire fresco y el cuerpo humectado con el sudor lo sentía suave al tacto, antes de entrar a casa y después de abrir la puerta de entrada, me quitaba los tenis qué usaba para correr, los colocaba bajo un mueble junto a la puerta de entrada y en calcetas andaba por la casa, algunas veces dejaba la puerta abierta para qué refrescase la casa pero no me gustaba hacerlo, moscas o bichos raros aprovechaban para meterse y terminaban sobre alguna parte de mi cuerpo o en mi plato cuando desayunaba tranquilamente y me molestaba mucho además todas las paredes eran blancas completamente y hasta la más mínima mota de suciedad se notaba.
Trataba de mantener todo muy limpio, sin telas de araña en las esquinas, tras los cuadros o en algún lugar dónde pudiesen tejer telarañas, un día por mes, me dedicaba a sacudir toda la casa y llenarla de aerosol mata insectos para evitar que mis manos quedasen enredadas por alguna telaraña y sacudirla inmediatamente haciendo ruidos con la boca y moviendo todo el cuerpo, como si eso ayudara a liberarme de los pequeños hilos que sujetaban mi mano, algunas veces incluso con la pequeña araña de patas largas corriendo sobre la piel de mi brazo, haciéndome sentir el dolor de la mordedura e imaginando que podría salirme una enorme ampolla, llena de líquido blancuzco y alrededor, piel de color negro, pensar en eso me hacía rascarme por todos lados, esperando no sentir entre los dedos una pequeña bolita con patas que tanto asco me daba tocar.
Prefería matarlas con cualquier otro objeto, succionarlas con la aspiradora o pisarlas si tenía la oportunidad aunque sentía qué al hacerlo, escarbarían la suela hasta llegar a mi pie y morderían con odio mientras indefenso y sin poder deshacer los nudos de las agujetas solo me quedaría soportar el dolor hasta llegar a la sala de emergencias del hospital, por suerte eso no pasa y trato de hacer que mi cabeza no piense en aquellas situaciones mientras me desvisto en el pasillo para entrar a la regadera.
Me gusta el agua fría en mis manos y mojarme la cara antes de que empiece a calentarse, después, meterme debajo completamente y sentir el calorcito del agua caliente por la piel, después tomar el jabón y pasármelo por la cara y el cabello, pero está vez, al tomar el jabón de la pequeña repisa de porcelana, sentí caminar sobre mi dedo anular, un pequeño insecto qué velozmente subía por mi mano hacia mí muñeca y al girar la mano me di cuenta de una línea larga y negra, llena de patas de colores qué me parecía ver crecer a cada instante mientras subía deprisa por mí brazo, con velocidad deslice los dedos de la otra mano, tratando de quitarlo de mi piel y aventarlo lejos de dónde pudiera encontrarme otra vez pero la sensación se me quedó y ahora viéndolo serpentear en el suelo, podía sentirlo subiendo por mi hombro hasta mi cuello y meter todo su largo cuerpo lleno de patas en mi oído, me retorcí y estremecí por la sensación mientras veía como ahora quedaba atrapado en la corriente del desagüe y se iba por la coladera hacia el drenaje, pero esto no me daba tranquilidad, en cualquier momento podía regresar y subir de nuevo en mi cuerpo, meterse a mis zapatos, subirse a mi cama, buscar cualquier rincón para esconderse y morderme.
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¡¡PESADILLAS!!
HororTodos hemos tenido una pesadilla en alguna etapa de nuestra vida, pero... ¿que pasa cuando los sueños se vuelven realidad y la realidad te consume en sueños? Eleazar, un esquizofrenico te describirá su vida diaria. ... Hola!! Éstos textos pertenecen...