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No debí hacerlo...yo no debí matarlo, a pesar de que se estaba comportando como un imbécil, fue su culpa...si claro que fue su culpa, no debió coquetearle a mi madre, quien se creía...pensaba que podría comerse a mi mamá con la mirada y no haría nada, por eso él está muerto.
Pensó Casandra al ver el cuerpo de Raúl en el suelo bañado en sangre ensuciando el piso de mármol anteriormente blanco de su cocina, se podía ver su mirada perdida, suena irónico ya que esa mirada al ser tan lujuriosa lo llevo a su muerte a manos de la que se decía llamar su mejor amiga, esos pecadores ojos azules provocaron que se ahogara con su sangre, su hermoso cabello negro aun el estando muerto le lucia perfecto, su piel tan suave y cálida, se había vuelto pálida y sus labios carnosos que media escuela hubiera deseado besar, ahora estaban bañados en un perfecto rojo carmesí.

Casandra no dejaba de pensar en que iba a hacer, la ansiedad la consumía...no podía dejar de pensar en lo que había hecho, ella no quería matarlo, solo se salió de control, el no debió actuar así con su madre, demonios es la mujer que le dio la vida, debió controlarse pero, no lo hizo; ella trato de calmarse, y aun temblando por el shock en el que estaba, se apresuró a mover el cuerpo, no tenía tiempo de hacer un drama, ya no podía cambiar lo que hizo, y así obtuvo el estómago para arrastrar el cuerpo de Raúl a una bolsa que protegía una motocicleta vieja que hace un año vendió su padre pero no se había desecho de la bolsa, con mucho esfuerzo procedió a meterlo ahí, no supo de donde tuvo tanta fuerza para levantarlo y meterlo en la bolsa, estaba dispuesta a subirlo al auto y llevárselo después de limpiar el desorden, tenía que apresurarse antes de que llegara su madre del trabajo, tenía tiempo suficiente para limpiar todo y encontrar una buena excusa para salir antes de que ella llegara, así que subió el cuerpo sin vida al automóvil y limpio toda la cocina con cualquier rastro de que Raúl había estado en su casa esa tarde, tenía la ventaja de que nadie mas que su madre lo había visto dentro de la casa o que sabía que el estaría ahí.

Y como la asesina en la que esa tarde se convirtió, limpio cada vaso y limpio el piso 3 veces con lejía, no habría rastro de él, se quito su ropa y la incendio en su chimenea, procuro ser precavida, ya que seria foco rojo para la policía, el era su mejor amigo, vivía prácticamente pegado a ella.

Prosiguió a darse una ducha ya que estaba llena de sangre y mientras el agua recorría su cuerpo tembloroso, se le ocurrió donde enterraría el cuerpo de su mejor amigo, a unos 20 kilómetros se encontraba un cementerio abandonado, podría ir a enterrarlo ahí y el arma homicida la aventaría al rio en una manta llena de cadenas, si...era perfecto no lo encontrarían y quedaría con la historia perfecta de que el decidió huir a otra ciudad a conseguir una mejor vida, nadie sospecharía de ella, podría mentir toda su vida haría lo necesario para ir a la universidad y hacer su vida, esto solo fue un mal paso...pero no debería salir mal si aprendía a controlarse, practicaría como pasar el anti mentiras o el hablar con los oficiales, podría llegarse a creer la historia de que el se fue de la ciudad y no volvió.

Salió de la ducha y al vestirse lloro un poco, Casandra no busco que nada de eso pasara, solo no pudo manejar la ira y se salió de sus manos, aunque la culpa la consumía, en el fondo él se lo merecía, estaba cansada de que fuera un asqueroso, siempre desvestía a las chicas con la mirada, les decía vulgaridades en las calles, el no veía a las mujeres más que como un postre y había rumores de que había abusado de una chica en la fiesta de fin de semestre del año pasado, el se excuso y dijo que ella estaba dispuesta a todo, pero una chica dormida en la opinión de Casandra no esta dispuesta a nada, así que este asesinato fue justicia, el no merecía vivir después de lo que había hecho, ella no permitiría que dañara a su madre, lo hizo para protegerla.

Lo merecía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora