¡Hey, profesora! (Camren)

I

Sus manos se movían con delicadeza, tomaba breve pausas para escribir en la pizarra. Su letra era entendible, y su voz muy tranquila. Me gusta la manera como explica, como se toma la molestia de repetir el ejercicio, no tomar las preguntas de los demás como tontas, sino como necesarias para aprender. Ningún estudiante le temía, ninguno se avergonzaba levantar la mano. Es una profesora ideal para los estudiantes.

Tenía tres años ejerciendo su profesión, siendo una de las profesoras más querida del instituto. No sólo por su belleza, sino por su carisma y comprensión.

Mis ojos seguían el movimiento de sus manos, podría apostar que son muy suaves al tacto. Sus uñas cortas y recién pintadas. Volteó para a ver sus estudiante y señalar con el marcador el siguiente ejercicio, ella habla y hablaba. No podía quitar mi mirada de sus labios. ¿Quién no?

Ella me mira y no aparta su mirada sin dejar de explicar, dejo de mirar sus labios para mirarle directamente. Temo que me regañe de nuevo, últimamente ha mencionado mi apellido más seguido, no con el tono suave y delicado. Era un tono más frívolo, aún no entendía porqué su tratado. Cuando desde un principio siempre me ha tratado como una alumna ejemplar, lo soy. Excelente en todo en todo lo que hacía, pero... No sé porque su comportamiento ha cambiado en mí.

Nadie lo nota, nadie nota que su tratado ha cambiado en mí. Los demás los sigue tratando por igual, nadie nota su cambio de voz cuando se dirige a mi. De nuevo esa voz saliendo de sus labios mi apellido, hace que sienta un escalofríos recorrer mi cuerpo.

Me gusta cuando menciona mi apellido, antes de que ella cambiara.

Los demás piensa que soy su favorita, pero puedo decir que ya no lo soy.

Su rostro se endurece a medida que me voy acercando y por un momento tiemblo bajo su mirada, me siento pequeña a pesar que soy un poco más alta que ella. Me observa y me habla, me pierdo en sus labios por un momento apartó la mirada temiendo que los demás lo noten. Asiento a lo que ella dice, no sé cómo mi mente puede atender a su mandado mientras memorizo su rostro.

No es la primera vez que me pasa hacer ejercicios, se lo hace aquellos que ella ve que no prestan atención y últimamente no he prestado atención a sus clases y ahí estoy de nuevo. El cuchicheo se escucha, quizás se ríen o se preocupa. No es normal en mi.

Me da su marcador y yo lo sostengo, por un momento siento su piel rosar con el mío y ella lo aparta de inmediato como si le quemara.

Miró el ejercicio, lo había repasado en mi casa. Suelo adelantarme a las clases, más cuando faltaba poco para graduarme. Giro el marcador entre mis dedos mientras quedó analizando, está vez me la puso difícil. Sabía que lo hizo para perjudicarme, miró atrás... Los demás me observan en silencio. Ally a lo muy lejos me da apoyo, quiero sonreírle en muestra de un "Gracias"... No, no puedo. Ella me sigue mirando, sentada en su escritorio dando la espalda a los demás, sus brazos cruzados y piernas también. Dejando que su falda se corra mostrado un poco más su muslo. Los hombres deberían estar deseándole, cuando Cabello da la espalda es un momento de gloria para sus ojos. Tenía un gran volumen en sus glúteos ejercitados y levantados.

- ¿Necesita ayuda, señorita Jauregui? - Hablo ella, con una ceja levantada y una sonrisa que no mostraba sus dientes. Pudo ver qué me quedé embobada observando. Yo niego, niego con mi cabeza. A los lejos veo Normani levantando sus brazos también apoyándome.

Me giro de nuevo y comienzo a resolver el ejercicio. A medida que mi mano hacia su trabajo, cada vez se me hacía mas fácil hacer el ejercicio. Por un momento algo no me cuadro en el resultado, era un ejercicio trampa. No era una despegue fácil, algo faltaba. Borre de nuevo todo, los demás quedaron atónitos por lo que hice. Me hechice con el ejercicio... Camila Cabello no existía en mis pensamientos, regrese hacer de nuevo el ejercicio, buscando lógicas en esto. Lo sabía, era una trampa. Lo resolví.