Aby jugaba en el bosque con su hermano Tay, cuando volvieron al pueblo Los Vulturi lo habían masacrado, al llegar a casa su familia aun seguía viva, pero no por mucho tiempo.
Con los años, Aby se había perdido en el tiempo, pues el dolor era demasia...
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P.O.V. Aby
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La vida era plena y maravillosa, vivía en un pequeño pueblo con mi familia, pero no era uno normal, estaba compuesto por humanos, híbridos, metamorfos y vampiros. Vivíamos en armonía y libertad, mi familia era muy respetada por el pueblo y en todo el mundo, éramos como los lideres, conocidos por nuestra gentileza y gratitud. Nuestro poder era imparable, como de la familia real, poniendo reglas para que nuestra sociedad siguiera oculta al mundo humano. No muchos aceptaban nuestra forma de vida, cuatro distintas especies conviviendo en armonía, respetándose unos a otros.
Con los años nuestro poder y liderazgo fue creciendo, siendo una amenaza las personas envidiadas de nuestro poder, hubo muchas batallas y todas las ganamos. Cada vez más gente se pasaba a nuestro bando, pero un día nació un nuevo aquelarre, peligrosos y despiadados, con un pensamiento muy cerrado. Ignorábamos las habladurías de los ciudadanos del pueblo, ya que pocos se atreverían ir a por los lideres.
Nuestra alimentación se basaba en sangre animal, en mi familia mis padres son humano/vampiro y lobo, así que los cuatro hijos que tuvieron nacieron híbridos o de una especie. Era la pequeña de los cuatro hijos, híbrida vampiro/lobo, mi crecimiento fue muy rápido comparado con el de mis hermanos, en tan solo unos meses ya había alcanzado la adultez, tenia el aspecto de una chica de unos 20 años. Algunos de mis hermanos tardaron más; Samuel era el más mayor de todos y era metamorfo, su crecimiento fue lento; Eisa era vampira, su crecimiento fue rápido; Tay era híbrido igual que yo.
Mi don era el mejor, telequinesis y bioquinesis, pocos se atrevían a decirme algo, pero las personas del pueblo me conocían desde hacia décadas y sabían que tenia bien corazón al igual que mi familia. Siempre intentando hacer el bien, creyendo en mi instinto e intuición, la injusticia era algo que odiaba profundamente. Mi pelaje era de color marrón con manchas blancas, no tan alta como mis hermanos o mi padre, pero con la misma fuerza o más.
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Me encontraba en el mercado comprando flechas, siempre había movimiento en el pueblo y muchos viajeros que paraban para ver lo hermoso que era.
- Más flechas, hermanita?
- Y todas las que pueda, Tay. Nunca serán suficientes.
- Eres una híbrida, para que quieres un arco y flechas? Puedes matar a quien quieres en un movimiento.
- Me gusta, es como un hobby, y puede llegar a ser muy ofensivo que un híbrido mate a otra especie con una flecha. Es muy divertido ver sus caras.
- Si, hace mucho me di cuenta que te gusta reírte de los demás.
