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La hora en el reloj pasó a un segundo plano en cuanto tomó asiento en su silla gamer profesional, el clic del ratón era algo que se repetía reiteradas veces en la habitación junto con el volumen de la música que resonaba en los audífonos inalámbricos, en una de las pantallas de tres monitores se hallaba abierto un programa de edición de videos, donde Jungkook recortaba y acomodaba fragmentos del gameplay que grabó el día de ayer. No tenía idea de cuanto había estado allí sentado, ni cuanto lleva editando, solo sabía que tenía que culminar para no dejar a sus seguidores sin video esa semana, tomó un sorbo de su lata de bebida energética antes de dejarla a un lado sobre un porta vasos.

 Frunció el ceño, sentía que algo se le escapaba, ¿Pero qué era?, le había dado de comer a Bizcocho, lo sacó a pasear, ordenó su zona de trabajo, hizo la compra, llamó a su padre porque hace mucho no lo hacía, según él había hecho todo lo que tenía previsto para hoy. Suspiró sintiendo el cansancio ya muy presente en su cuerpo, retiró los grandes audífonos de su cabeza para seguidamente lanzarlos despreocupadamente sobre su enorme escritorio, le dio la espalda a la pantalla en su silla giratoria para ver la decoración de su set de grabación. 

Una repisa gigantesca llena de regalos de parte de sus subscriptores, luces led tras estas que le daban su toque, posters de videojuegos y uno que otro anime, un sofá a un costado con almohadas de color blanco, unas cajas llenas de videojuegos colocadas estratégicamente en una esquina para que no estorbasen; era una zona de trabajo agradable y en su opinión, cien porciento profesional. Unas patitas abriéndose paso en la habitación hicieron al alfa girarse en aquella dirección, observó a Bizcocho caminar con sus pequeñas patitas hacia él, era un cachorro samoyedo hembra la cual amaba estar tras él donde fuera que vaya; la pequeña mascota se acercó en un pequeño trote, agitando su pequeña y pomposa cola esperando a que le diera su debida atención. 

Jungkook estiró su brazo tatuado pasando la palma bajo el pecho y abdomen del animal, alzándola fácilmente para dejarla sobre sus muslos, la cachorra se recostó cómodamente mientras Jungkook proporcionaba caricias en su pequeña cabeza. En eso, divagando en el extraño mundo de sus pensamientos, decidió girar la silla de vuelta frente al escritorio, observó la pantalla del editor y luego a sus audífonos los cuales seguían reproduciendo música, su teclado gamer que resplandecía en luces led de colores, y a un costado, su celular. Por puros azares del destino quiso revisar el aparato, tomándolo entre sus largas manos solo para ver que ocurría con el mundo exterior, claro que entró en una especie de crisis al ver los cincuenta mensajes de su novia reclamándole, más veinte llamadas las que claramente no contestó debido a lo inmerso que se hallaba editando el video. 

Revisó el reloj de pared en la habitación, eran las cinco de la tarde y había quedado con Hana a las dos, maldijo por lo bajo mientras dejaba a Bizcocho de vuelta en el piso de madera oscura, prácticamente corriendo y con el celular en mano se dirigió a su dormitorio, abrió el armario y se puso lo primero que encontró, a tropezones se puso los jeans y quizás su calzado era de dos pares completamente diferentes pero le dio igual, tomó su celular en mano y de inmediato buscó el número de su chica con la esperanza de arreglar un poco su desliz.  Tres tonos sonaron mientras caminaba a largos pasos por su pasillo con Bizcocho detrás, al cuarto la llamada fue descolgada y su rostro se iluminó por completo.

─ ¡Hana! 

─ Jungkook...─ Estaba enojada, era obvio.

─ Lo siento, olvidé la cita por completo.─ Escuchó a la beta bufar del otro lado de la línea. 

─ Es la tercera vez este mes Kook.─ El alfa dejó caer sus hombros con culpabilidad. 

─ El canal se a vuelto una prioridad, sabes que debo subir como mínimo un video por semana. Más los tuyos, nena no es fácil.─ Era una excusa valida.

Vlogers Go! - K o o K m i n Donde viven las historias. Descúbrelo ahora