Capítulo 14.

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Duele.

Capítulo 14.

Martes, 13 de Agosto, 2024. Combarro, Pontevedra.

21:23h de la noche.

Me dirijo a la pequeña comisaría del pueblo, solo intento recuperar la autocaravana lo antes posible.
Pero parece que la suerte hoy me ha abandonado con el beso de Eva.
El depósito donde la grúa lleva los vehículos esta cerrado y no es posible retirar la autocaravana hoy.

Salgo suspirando, sin saber que hacer. Tampoco tengo el dinero para sacarla de allí si no me dejan entrar a cogerlo.
Camino por el pueblo, dando vueltas y sin saber que hacer o donde ir.
Quizás el dueño del bar me deje dormir ahí esta noche, espero que solo sea hoy.
Me dirijo hacia allí, pero me freno en la puerta.
Doy media vuelta y me alejo.

No me parece buena idea pedirle favores a alguien que prácticamente no conozco.
Paso las manos por mi pelo, lo revuelvo, lo despeino, me desespero y mi peinado ahora lo refleja.

¿A quién engaño?
Mis pies me llevan de nuevo frente a su casa.
Aquí estoy de nuevo, sin pensar si es buena idea o no, pero deseando que está vez abra la puerta y al menos está noche poder dormir con ella.
Me acerco, nervioso, con el pulso demasiado rápido, vuelvo a golpear la madera tres veces.
Otra vez sin respuesta.
Lo intento una segunda vez con el mismo resultado, o no quiere abrirme o realmente no está.
Suspiro y me separo dos pasos de la puerta, esa que sigue cerrada.

-Eva, ábreme por favor. -Espero unos segundos pero el silencio es lo único que mis oídos son capaces de percibir.- Eva, la grúa se ha llevado mi autocaravana, ábreme por favor.

Miro unos segundos a esa madera que parece quedarse quieta, que no se abre y suspiro.
Expulso aire que sobran en mis pulmones cargado de resignación.
Levanto la cabeza para ver como los rayos del sol han dejado paso a una oscuridad que empieza a hacerse dueña de la calle, la luz de las farolas se encienden aún con poca intensidad.

Me giro para volver sobre mis pasos, no quiere verme o no está, en cualquiera de las circunstancias, no tendría que estar aquí.
Escucho un ruido a mi espalda, me doy la vuelta y la puerta comienza a moverse, para dejarme ver la chica que tantas ganas tenía de ver escondida detrás.

-Lo siento, no sabía a quién más acudir.
-Pasa. -Se aparta de la madera que la cubre y me invita a pasar a su casa. Muerdo el labio por dentro de mi boca para que no pueda verlo e inhalo todo el oxígeno que puedo antes de entrar. Ya he estado aquí antes, pero después de nuestro beso siento que todo es distinto.-
-De verdad, lo siento.
-¿Dices que tu autocaravana se la ha llevado la grúa? -Asiento con la cabeza a la vez que la sigo hasta el salón, donde nos sentamos con varios metros de distancia en el sofá, como si eso pudiera hacer desaparecer mis ganas de volver a rozar su piel y ver como se eriza a la misma vez que la mía.-
-Sí, el chico me dijo que pusieron una denuncia y que se la llevaba.
-¿Quieres que vayamos a ver si puedes sacarla?
-Fui a comisaría, me dijeron que hasta mañana no podían hacer nada. -Hay un silencio que se demora más de unos segundos. Miro al suelo pensando que quizás tampoco ha sido una buena idea venir aquí. Prácticamente la estoy poniendo entre la espada y la pared al contarle que no tengo casa.-
-¿Tienes donde quedarte esta noche? -Levanto la mirada y le sonrío, preparo las palabras que quizás sean las mejores para acabar con esta situación.-
-Sí, no te preocupes, llevo algo de dinero en el bolsillo. -Eva solo me sonríe, yo rezo por dentro para que se haya creido mi mala actuación. Me pongo en pie, lo mejor es que salga cuanto antes de su casa, que le deje su espacio tal como quería ella antes de abrirme la puerta.- Bueno, será mejor que me vaya ya.
-¿Quieres quedarte a cenar? -La distancia entre los dos ha disminuido exactamente un paso, el mismo que Eva da hacia atrás. Niego con la cabeza y me acerco a ella sin que le de tiempo a retroceder, dejo un rápido y fugaz beso en su mejilla.-
-Gracias, nos vemos mañana.

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