"Entrenamiento y un gran susto"

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Entramos a una habitación cerrada, parecida a un gran y oscuro domo de cristal, que mantenía en el medio un cubo de color azul celeste flotando, mientras emitía una leve y cálida luz, mis ojos azules se enfocaron en el cubo, era extraño… tan diferente… llamativo y a la vez misterioso.

La mujer se paro delante del cubo y las personas que venían junto con migo se formaron en una fila frente a él, hicieron una reverencia, que al cabo de segundos imite, y se quedaron mirando a la mujer, esperando seguir ordenes.

-         Este es Nyx, un artefacto de inteligencia superior que les permitirá superar sus demonios internos – La mujer soltó una risilla, como si lo disfrutase – Cada uno pasara frente a él, y dejaran su mente en blanco, el hará el resto, aquel que no resista, será descalificado.

Dos de los Centinelas que estaban en la puerta, la cerraron y salieron, dejándonos solo con un cubo, la mujer se coloco en una de las partes alejadas, protegidas por un campo de energía iónica.

- Iré primero - Un chico de ojos negros se acerco a el cubo, era alto de tez algo morena, y un tatuaje en forma tribal se asomaba por el cuello de su camisa.

Y así pasaron uno por uno, quedaban en un estado de miedo, de absoluto pánico, ese tipo de pánico que te dejaba helado y no permitía moverte, pero debía enfrentarlo… El siguiente era yo.

Me pare al frente del cubo, solo cerré mis ojos, y me deje llevar... Como si estuviese flotando en el mar, una especie de humo de color negro cubrió mi mente, y solo podía ver el horizonte, estaba totalmente sumido en una completa oscuridad, donde se alzaban varios edificios.

El lugar donde nací… Donde viví… Donde me lo quitaron todo.

El humo comenzó a moverse a mi alrededor, formando figuras de personas que se manifestaron en el lugar, era como si estuviese allí, podía oler lo mismo que olía ese día, estábamos todos juntos en la mesa mi padre estaba listo para dar las gracias, cuando un estruendo se escucho en la entrada, varios hombres estarán removiendo cada cosa que encontraban a su paso.

-         ¡Andrew, pon a salvo a tu hermana! – Escuché la voz de mi Padre, el que se imponía entre nosotros y los Centinelas.

Sin pensarlo corrí hacia mi hermana, una pequeña rubia de ojos azules, que abrazaba con fuerza su peluche en el fondo de la habitación, deseando que todo fuese una de esas terribles pesadillas, también lo deseaba, pero ambos sabíamos que no lo era. La tome del brazo, y sin importar cuánto llorase, procedí a encerrarnos en la habitación de la planta alta.

-         Alexa… Escúchame – Tome su cara con ambas manos, para que me mirase directo a los ojos – Enciérrate acá, NO abras a menos que sepas que es papa, mama o yo, NO abras ¿Entendido?... Todo estará bien.

Ella movía su cabeza asintiendo, sus ojos estaban cristalizados por las lagrimas que salían, y su cuerpo aplastaba el de su Oso en un abrazo… Le había dicho que todo estaría bien, aunque yo mismo no creía en mis palabras, le había dado una falsa Esperanza

Las figuras de humo volvieron a cambiar al igual que el escenario, estábamos los cuatros encerrados en la habitación, dos centinelas con nosotros, efectivamente nos habían atrapado, a todos, miraba a mi hermana, estaba aterrada, escondía su cara en el oso de felpa, donde se almacenaban sus lagrimas.

-         Por favor… Déjelos libres... – Suplicaba mi padre, con una expresión angustiada.

-         Silencio, hemos venido a cumplir órdenes – Su tono era irónico, como si se tratase de un simple juego para él.

Uno de los Centinelas tomo a mi Madre, y la arrastró a la otra habitación, los gritos incesantes de mi hermana y mi Padre no me dejaban pensar, tenía que buscar una forma de sacarlos ¡Debía Sacarlos! Pero todo de un momento a otro se desvaneció… Y algo dentro de mí se rompió.

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2015 ⏰

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