Escena II

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[En un mirador, entre la playa de la Garita y playa del Hombre. Santiago, vestido con un pantalón negro y una camisa azul marino, camina de lado a lado. Esconde el ramo de flores debajo de su chaqueta gris sobre un banco de madera. La brisa marina sopla con fuerza desvelando un atardecer con tormenta. Marga, con un vestido largo amarillo con flores pequeñitas de muchos colores, se sujeta el sombrero de paja que baila con el viento. Se aproxima]

MARGA: Ay, Santiago, mi cielo. Siento haber tardado tanto. ¿Llevas mucho tiempo esperando?

SANTIAGO: No. Tampoco tanto.

MARGA: Me ha surgido un compromiso. No es que fuera más importante que tú (pausa), pero ya sabes como soy (Se excusa). Ya sabes... no podía dejarlo para otro momento. Ya le había dado mi palabra, ya... ya se lo había prometido.

SANTIAGO: Eres tan buena Marga...

MARGA: No empieces Santiago... Anda, dime, ¿qué es eso tan importante que querías decirme? (Pausa) ¿Sabes? No podía dejar de pensar en ti, en nosotros, casi no siento la cabeza de tanto pesar. Menuda nochecita he pasado, pensar y volver a pensar... (Se estira el vestido) Pero es muy difícil... tu situación, la mía... No es que yo sepa nada...(Pausa) ¡Cuéntame, cuéntame!

SANTIAGO: No puedo creer en la suerte que tengo. Que una mujer como tú se haya fijado en un don nadie como yo. Ven, acércate más.

MARGA: Estoy bien aquí...

SANTIAGO: Dame tu mano (Se aferra a ella). ¿Te acuerdas de la primera vez que te traje aquí? (Pausa) Ahí te abrí mi corazón, aunque no lo suficiente... Te hablé de mi madre, de mis hermanos, incluso, hasta del borracho de mi padre. (Pausa) ¡Qué desgraciado que nunca estuvo a la altura de sus zapatos!

MARGA: No hables así de tu familia...

SANTIAGO: Es que eso es lo que siempre me repite mi hermano Pepe. (Pausa) Yo es que no sé qué creer, era pequeño... Y bueno... ¿Te acuerdas verdad? Estoy seguro de que he hablado tanto de mi familia que casi ya los conoces mejor que yo.

MARGA: (Interrumpe) Santiago... será mejor que vayas al grano.

SANTIAGO: Es que no sé muy bien cómo empezar. (Se pasa la mano por la frente sudada) A ver...yo quería decirte algo importante... pero no sé cómo empezar... (Traga saliva) 

MARGA: No le des más vueltas y cuéntame lo que tengas que contar. Empieza por el principio ... A ver, ven. Sentémonos en ese banco de ahí. Nos sentaremos y miraremos al mar. Y cuando estés preparado me dirás lo que me tengas que decir. Es más. Yo también quería hablar contigo.

(Marga se sienta primero. Santiago la sigue)

SANTIAGO: ¡Qué buena idea! Ves, tú siempre tan ingeniosa. Preparada para lo que pueda ocurrir. Tan valiente, tan bella, tan buena... (Enumera con los dedos de su mano)

MARGA: Venga Santiago, siéntate de una vez. (Pausa) Hoy no tengo mucho tiempo... 

SANTIAGO: (Se apresura a sentarse) Es cierto. Tengo que aprovechar cada minuto sin separarme de ti. Perdona cariño, es que no puedo evitar ponerme nervioso cuando te tengo tan cerca...(Pausa) ¿Te he dicho alguna vez la suerte que tengo? Aún no me creo lo que pasó aquí la última vez.

MARGA: ¿Qué pasó?

SANTIAGO: Anda pillina, no te hagas la que no sabe... ¡El beso! El beso que te robé mientras paseábamos. Fue increíble. Ahí me di cuenta que me habías robado el corazón. (Pausa) ¿O fue antes? (Ríe) Sí. Seguro que fue mucho antes...

Nueve narcisosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora