Legado Maligno
Por un momento, estando en los Campos Elíseos, creí en los finales felices, creí que había tenido el mío. El día en que finalmente la tuve entre mis brazos, a ella, a mi niña, fui testigo del amor más grande e incondicional que pude sentir en la vida, y volví a confirmar, gracias a ella, que los demonios eramos perfec...