Smoke.
«Sitting all alone in your room thinking that the world's let you down all you ever wanted to do is trust someone to always be around.» Somebody out there, Troye Sivan.
«Sitting all alone in your room thinking that the world's let you down all you ever wanted to do is trust someone to always be around.» Somebody out there, Troye Sivan.
Querida Kne; Soy Catbell. ¿Por qué te escribo esto, si estás enamorada de Nox? Yo...Estoy enamorada de ti.
esta historia va para la chica de la máquina de escribir y los versos rotos, para la chica de la sonrisa triste, para la chica vacía. tú siempre serás las chicas de pelos de colores y ojos vacíos en mis historias. espero que esto te saque, al menos un par de sonrisas y te haga sentir menos sola.
todos los finales, realmentes, son comienzos o delirios aleatorios de este desastre.
«Una libreta negra sin dueña. Un chico que la encontró. Miles de sentimientos e insomnios. Miles de historias. Miles de textos. Y un romance unilateral.»
Cuando Step Bloss, un quizás demasiado atormentado adolescente comienza una relación amorosa con la bonita y popular Jisa Luc, cree que todo irá mejor, pero no tiene ni idea de la oscuridad que se avecinaba. Una terrible enfermedad, dos adolescentes y un futuro incierto. ||Ganadora de un Premio Watty 2014.||
Ella llora, él ríe. Ella muere, cada día un poco más. Él vive, cada día como si fuera el último. Él, el chico de humo. Ella, la chica sin nombre. {Secuela de Strange Birds.}
había una vez una leid tan tonta y ñoña que decidió escribir una historia para animar y darle las gracias a una gran y especial amiga suya.
Todo pasó rápido. Había mucha sangre. Yo lloraba, pero, de repente, todo se tornó negro. Desperté en un hospital, pero no cualquier hospital, era el Sanatorio Mental Greenswood. Hola, mi nombre es Ledge y me intenté suicidar.
Veintidós segundos son los que puedes aguantar bajo el agua, lo que puedes tardar en correr trescientos metros, los que puede durar un anuncio, los que puedes tardar en ponerte una camiseta, lo que puede tardar un coche en arrancar, lo que tardas en servirte una taza de café, lo que tardas en doblar un mapa y miles de...
Ella llora, él ríe. Ella muere, cada día un poco más. Él vive, cada día como si fuera el último. Él, el chico de humo. Ella, la chica sin nombre.
«Una semana más, una carta más, y un poco más de ganas de saber quién se esconde tras el Anónimo.»
Él no sabía nada de ella, pero tampoco le hacía falta para quererla. Sus nombres cayeron en el olvido hace ya tiempo. Pero lo que jamás caería en el olvido era las marcas de pintalabios rojo en sus camisas, en su cuello. Eso era lo que le quedaba de ella, los restos de pintalabios rojo.