TAN DELICADA COMO UNA ROSA CON ESPINAS
¿Quién diría que sólo bastaban quince días para enamorarse? Nunca en la vida podía haber pasado por la cabeza de Rodrigo Del Valle. En su cerebro se mantenían asuntos más primordiales que el amor. Estaba su empresa y el deseo de llevarla al siguiente nivel. Su madre que, necesitaba una vida estable y tranquila. Quinc...