La eterna oscuridad
El agua salada del mar se había tronado en un tono rojo cobrizo y escurría bajo sus pies. Un olor rancio se esparcía por el ambiente. Un hombre yacía parado en medio de una espesa neblina. Junto a él, se apilaban un sinfín de cadáveres humanos, o por lo menos la mayoría de ellos los eran, cubiertos de sangre. El ambie...