The Greatest
Cuando mi abuela había querido apuntarme a danza clásica, yo había querido pegarme un tiro. O quizás cortarme la cabeza con el hacha vikinga, supuestamente decorativa, que mi tío me había regalado por mi sexto cumpleaños. Sin embargo, no había ningún arma de fuego en casa y el hecha estaba colgada en la pared, demasia...