La muerte es sólo el principio. (EN PROCESO DE SER REESCRITO)
Tras su resurrección, Lucie Stard se vio afectada por una terrible maldición que la perseguiría durante el resto de sus días: Toda persona que llegase a amar acabaría encontrándose de bruces con un abrupto y trágico final. Por ello, decidió recluirse para evitar el volver a amar, pero la llegada de Sebastian, el hijo...