Rayo de Luna
No entendía por qué estaba allí. ¡Había desobedecido! Pero cuando los ojos negros se cruzaban con los azules, todo perdía sentido para él. El cuerpo se le tensaba, empezaba a sudar, las manos le temblaban y su corazón latía tan rápido que parecía que le iba a explotar. Era el calor, se decía, solo el calor de aquella...