En el sueño profundo, encontramos la denominada fase REM, en el que nuestros ojos realizan movimientos rápidos, nuestro cerebro se encuentra en plena actividad, y el momento en el que los sueños se crean. Tras el sueño profundo asimilamos lo que hemos aprendido a lo largo del día. No es cuestión de explicar cómo funciona, sino qué hacemos en esos momentos tan profundos en el que nos encontramos y hasta que punto nuestra cabeza puede hacernos creer cosas que nunca han existido ¿O quizás si?