Caminaba por la calle oscura, fría y gélida, una tarde de otoño, veía a todos los niños jugando, tan inocentes, tan felices, hay si, extraño esa época de inocencia. Sentí un toque en mi hombro, me giré, eres tú?, era él. Y ahora que?, todo iba a ser como quería, un principe azul?, no. Volvió para hacerme daño, como hace siempre. Me saludo. Me dijo que hacía tiempo que no me veía, y que estaba casado con 2 hijos. Yo le conté que también tenía una niña, iba a buscarla ahora a la guardería. El se alegro de ello. El no sabe que esa niña es suya.