Huyendo de su destino, la joven Arleth se oculta en Londres trabajando de institutriz. Su expectativa era enseñar a una joven tranquila y afable las buenas maneras, pero jamás se imaginó que se encontraría con una familia de locos y un hombre encantador que le traería más problemas de los que ya tenía. Richard Allen era conocido por su reputación de granuja. No obstante, es algo superficial porque sus ideales y propósitos van mas allá de lo normal. Testigo de que el amor existe, sabe que cuando lo encuentre su vida cambiará. Y cambia antes de lo esperado: atraído por la recién llegada a su casa, decide ayudarla a resolver sus problemas, olvidándose de que por su apellido es muy posible que consiga justamente lo contrario.