-¿Está seguro de que Lord Granard no presentará ninguna objeción?
Alguien en la situación en la que Arleth se encontraba, hubiera prescindido de ese tipo de preguntas y no arriesgaría el trabajo que tanto le había costado conseguir. No obstante, no hablaba su desesperación, sino el sentido común con el que había sido dotada. Este parecía querer aferrarse a algo para evitar posibles encuentros con el hombre que pudo haberla llevado con o sin intención, a la tumba. Era la supervivencia que se peleaba con la necesidad. La pregunta casi había sido un impulso.
-Lord Granard confía en mi capacidad de decisión-afirmó el hombre con una sonrisa autosuficiente. Tenía demasiada confianza en sí mismo, se dio cuenta Arleth sintiendo hacia él más antipatía, de ser eso posible claro.
-¿Y lady Granard?
Él bajó la vista un momento, y cuando la regresó, la seguridad se había trasformado en duda. Pero no perdió la sonrisa.
-Lady Granard confía en la capacidad de decisión de mi hermano.
Otra pregunta respecto a tan extraña afirmación pugnó por salir de su boca, pero la necesidad ganó la batalla y se calló. No arriesgaría el trabajo. No podía darse ese lujo.
-Agradezco infinitamente la oportunidad. Le aseguro que no se arrepentirán.
Oh, Richard estaba completamente seguro de que ellos no se arrepentirían, pero no podía decir lo mismo de ella. Incluso sentía un poco de pena de darle el trabajo. Era demasiado cruel de su parte y en lugar de compensarle por lo de hace días, más bien parecía un castigo más. Pero si se presentaba ante su hermano, este igual la contrataría, sin referencias incluso. Estaban demasiado desesperados para fijarse en ese tipo de cosas. Ya casi nadie se presentaba al puesto.
-Puedo afirmar que no. Espero pueda encontrarse cómoda. Mandaré a llamar al ama de llaves y ella le mostrará su cuarto y dirá los horarios. A Clarice ya la conoció. No se deje guiar por la primera impresión, por favor; le aseguro que es una joven verdaderamente encantadora. Posee sentido del humor algo extraño, pero eso es todo. De resto es muy simpática y demasiado inteligente-hizo énfasis en la palabra "demasiado" pero lo hizo con un tono amargo, como si le molestara el hecho.
-Lady Clarice y yo nos llevaremos bien, lo sé-afirmó ella.
-Eso, querida Srta. Cramson, dependerá de la definición que usted tenga de bien-comentó una voz femenina desde la puerta. La joven Clarice se había recostado en el marco y cruzada de brazos como jamás haría una dama, observó a su hermano con un brillo peligroso en los ojos-Se puede saber Richard ¿Quién es ese dechado de virtudes que has descrito? Pues aparte de lo de inteligente, no conozco a nadie que encaje con esa descripción en esta casa. Espero que no estés mintiéndole a la pobre Sra. Cramson. Sería muy cruel de tu parte.
La mirada de advertencia de Richard fue ignorada por Clarice.
-Sinceramente Señorita Cramson, he madurado lo suficiente para saber que invertir mi tiempo maquinando métodos para correr a institutrices no me es ya factible. Por ello prefiero hablarle claro desde el principio. No deseo una institutriz, yo quiero un tutor y no podré obtenerlo mientras personas como usted sigan presentándose al puesto. Debido a esto, pido encarecidamente que se vaya y se ahorre días perdidos que pueden ser productivos en su vida. Tenga en cuenta que estoy haciendo un acto de amabilidad al advertirle, ya que mi costumbre es ir directamente a la acción. Así que por favor, no le gustaran las consecuencias que tendrá haber ignorado mi advertencia.
-Clarice...
Nuevamente fue ignorado.
-Estoy segura de que puede conseguir algo mejor y que no ponga en estado de crisis a sus nervios. Gracias por venir pero no es bienvenida.
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Un problema encantador (Familia Allen #2)
Ficción históricaHuyendo de su destino, la joven Arleth se oculta en Londres trabajando de institutriz. Su expectativa era enseñar a una joven tranquila y afable las buenas maneras, pero jamás se imaginó que se encontraría con una familia de locos y un hombre encant...