-¿En serio creés que yo te lancé ese hechizo?- -¿Quien mas que tu?- -¿Y de que era el hechizo?, según tú- -De amor- -¡Yo no te he lanzado nada!- -¡Pues entonces me estoy enamorando de ti!- Kelly se quedó inerte, con la mente en blanco, Ernesto, como mejor lo sabía hacer; desapareció de la vista de ella.