Había escuchado aquella ley física que decía que "Los polos opuestos se atraen", nunca pensé que fuera tan real hasta que lo conocí. Si yo era agua él era fuego, si yo caminaba él corría. Éramos justo eso, la contra el uno del otro y mientras yo lo amaba, el me odiaba, que se podía esperar si siempre había sido así. Siempre estábamos acompañados, él de innumerables chicas y chicos, y yo de mis dos mejores amigos, pero la mayor parte del tiempo nos sentíamos abrazados por una soledad inmensa. Existía sólo dos cosas en las que coincidíamos... la soledad y el amor por el pan tostado con frutos rojos. - Te amo Hyuk y lo sabes, pero Donghae es demasiado bueno para estar en nuestras vidas... La gente buena como él no debería sufrir de esa manera - susurro Heechul con lágrimas en los ojos.