A veces, soñaba con él. Se vería radiante, juvenil. Ningún indicio de la enfermedad que le quitó la vida. Le sonreiría y sus ojos marrones brillarían de alegría. Incluso se reiría y el sonido sería estruendoso, nada parecido al tipo ronco y gutural. A veces, escuchaba una voz junto con el sonido de su risa. A veces, la voz incluso lo llamaba. Iwa-chan. Ese apodo molesto. Y lo haría sonreír. Pero cuando abriera los ojos, nunca estaría allí. Y el sueño desaparecería. --- también conocida como la secuela de Los últimos deseos de Oikawa. La historia sigue años después de la muerte de Oikawa Tooru.
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