Para Koutarou, descubrir que la magia existía había sido toda una revelación pero de repente todo había cobrado sentido. La primera vez que había notado el aire mutar alrededor de Akaashi, su mente no había sabido cómo explicarlo. Sus compañeros de equipo ni siquiera se habían dignado en intentar disimular su risa. Konoha podía pensar lo que quisiera, pero Koutarou sabía de sobra lo que eran las mariposas en el estómago.