Kᴏᴛᴀʀᴏ Hᴏɴᴍᴀ nunca fue por completo una buena persona. Lo supo el día en que mató a su perro por accidente y no sintió pena ni tristeza. Su madre adoptiva buscaba siempre la manera de ayudarlo a sentir más empatía, pronto, descubriendo que su hijo poseía trastorno del desapego. Su padre veía aquello como una ventaja para él, así, jamás sufriría. A sus nueve años, cuando su madre quedó embarazada de su hermano, se sintió amenazado, guardando en si mismo tan amplio rencor que organizó todo un plan para provocarle un aborto sin que nadie se diera cuenta que él había tenido algo que ver.