Renato Torres, ese nombre era conocido por demás en todos los ranchos respetables, tenía el rancho cafetalero más grande de la región fruto del esfuerzo de toda una generación, era un hombre solitario y de pocas palabras, déspota y completamente alejado del mundo real por decirlo de alguna manera. No era un hombre mujeriego, aunque su cama no solía estar tendida constantemente, aun con ello nadie nunca lo vio vencido por nadie, y pasarían años hasta que así fuera.