Humedecí mis labios. -Madie... deja de hacer eso -dijo fijando su vista en mis labios. Lo volví a hacer adrede. -Tks -chasqueó la lengua-. Lo haces a propósito. Su rostro se acercó a mí. Podía sentir su respiración cálida y mentolada contra mis labios. No aguanté y cerré el espacio entre nosotros. Lamí su labio superior delineando el arco de cupido mientras enlazaba mis brazos en su cuello. Mi cuerpo fue agarrado por sus brazos levantándome. No comprendía de donde sacaba la fuerza. Mis piernas rodearon su cintura. Mi trasero fue llevado al escritorio. Mi respiración era frenética. El calor se expandía por mi piel haciéndome sentir ahogaba. Mis manos agarraron los cabellos de su nuca. Mientras que las suyas. Trazaban vertiginosa y lentamente mi espalda. Sus labios abandonaron mi boca para trazar un camino con su lengua a por mi mandíbula, luego mi cuello sacándome gemidos. Me estaba prendiendo fuego por este hombre. -Luka... -musité con voz ronca. -Mmmh... -tarareó contra mi piel. Mis manos bajaron por sus hombros, buscaron los botones de su camisa. Él seguía besando mi garganta mientras una de sus manos subía por mi espalda para agarrar mi nuca. Mis dedos comenzaron a desabotonar su camisa. Su cuerpo se tensó cuando mis manos acariciaron su torso al descubierto. Pude sentir el hormigueo de la electricidad en mis dedos mientras admiraba la suavidad de su piel. Estaba tan fascinada que no me importaba si me veía como una completa pervertida en ese momento. Luka mordió mi oreja sacándome un gemido de placer. Sus manos fueron a mi remera para sacarla por encima de mi cabeza lentamente. Estaba en corpiño, en su despacho con Luka. Era una locura lo que estaba haciendo. Pero él me calentaba a más no poder y mis neuronas comenzaban a hacer huelga en mi cerebro.