Te imaginaste que tu vacío era un vaso de cristal que podías tirar al suelo, pero Nellie, no eras como cualquiera que deja sus trozos sueltos esperando a desviar el camino para que nadie vea tus cicatrices. Tú eres la que me dejas dormida en los laureles mientras buscas como salvarte. Eres. Eres. Eres. Eres. Eres. la máquina de escribir dónde escribo de madrugada.
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