Morir... es algo que no le deseo a nadie, yo morí ese día al matar al primer humano en mi vida. Las lágrimas caían de mis ojos al ver lo que hice... sintiéndome el peor monstruo que podría existir, el arma en mi mano temblaba a cada segundo mientras el shock seguía en mi. Pero no espere que su compañero me apuñalara por la espalda, dándole fin a mi vida. Lo último que vi antes de que mi conciencia me abandonara fue a la policía entrar a mi casa deteniendo al tipo que me apuñalo. Recuerdo sus intentos de revivir me y salvarme la vida... pero no sirvió de nada. Una luz cálida me envolvió junto con una enorme paz. Solo quería quedarme en su interior, pero de la nada desapareció y mi conciencia volvió de golpe a mi. Abrí brutalmente mis ojos, viendo mi alrededor asustada... estaba en un hospital. "¿Acaso sobreviví...?" pensé incrédula aunque aliviada. Pero ese sentimiento se destruyo en miles de pedacitos al ver mi cuerpo. Mis ojos no podrían estar mas abiertos, que cualquiera pensaría que se me saldrían de un momento a otro. Estaba en el cuerpo de un bebé, mis manos pequeñas y mi inmovilidad me lo confirmaban. "He... reencarnado" pensé en estado de shock. La puerta se abrió y un hombre y una enfermera entraron por ella, solo alcance a verlos cuando estuvieron a mi alcance. Pero me arrepentí de inmediato al reconocerlo.... mas que todo al hombre. "Hola pequeña... no te preocupes me asegurare de encontrarte un buen hogar" me dijo de una manera tan suave y gentil que sentí ganas de llorar en ese momento. "Rick Grimes" El hombre frente a mi era el protagonista de la serie favorita de mis dos hermanos, pero eso no era lo peor... lo peor era. Que reencarne en The Walking Dead. El llanto llegó a mi apenas me entere y me di cuenta. ¿Ahora... que sera de mí?