-Parece que estamos destinados a sufrir por amor -comentó más para ella misma que para que él la oyera. Pero lo hizo. -Hay algunos más afortunados que otros en ese departamento. Nosotros, los desdichados, tenemos que permanecer unidos. Quizás un día alguno de los dos consiga romper la maldición Un grupo de desdichados se habían encontrado mutuamente en el momento en el que más lo precisaban y habían sanado juntos. Quizás todo había comenzado con un corazón roto.